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Belleza y liviandad del paraboloide hiperbólico de Félix Candela

El IVAM y la SECC dedican una muestra al arquitecto en su centenario

Décadas después de su construcción, las livianas pero gigantescas cáscaras blancas de Félix Candela, las bellas formas geométricas de sus cubiertas, siguen sorprendiendo por su sencillez y su falsa fragilidad. "Candela llevó a niveles inusitados las posibilidades del paraboloide hiperbólico", explicó ayer el arquitecto mexicano Juan Ignacio del Cueto, comisario de la exposición que han producido el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) en el aniversario de su nacimiento.

Así, Del Cueto explicó que aunque Félix Candela (Madrid, 1910-Durham, Estados Unidos, 1997) no inventó dicho paraboloide, una superficie en apariencia curva constituida en realidad por líneas rectas, perfeccionó su uso de tal forma que en México hay todavía más de un millón de metros cuadrados cubiertos por sus caprichosas formas. El arquitecto realizó más de 1.400 proyectos y levantó 900 obras, en su mayoría (un 93% de ellas) espacios industriales, pero también iglesias. El arquitecto aseguraba que le contrataban no por la belleza de sus edificios, que sin duda la tenían, sino porque eran baratos. De hecho, el grosor de sus cubiertas era de solo cuatro centímetros.

Por su parte, el catedrático de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia José María Lozano destacó de la obra del arquitecto la "mezcla entre la técnica más sorprendente, la abstracción más sabia y la plasmación artesanal, el procedimiento más sencillo". Y destacó que su última obra está en Valencia. Se trata del restaurante del Oceanogràfic de la Ciudad de las Ciencias, aunque lamentó que el Ágora de Santiago Calatrava tapara su visión.

La exposición reúne maquetas, planos y material tanto familiar como conservadas por tres universidades sobre el trabajo de un arquitecto cuya trayectoria quedó truncada por la Guerra Civil, combatió en las filas republicanas, pasó por un campo de concentración y se exilió en México. Un soñador que consagró su trabajo a una línea recta aunque disfrazada de curva.

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