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Reportaje:

La Sagrada Familia aguanta

La tuneladora del AVE sortea sin problemas el tramo del túnel que discurre bajo los cimientos del templo de Gaudí y deja atrás un año de temores y polémicas

Debía de tambalearse la Sagrada Familia, o incluso desmoronarse el edificio por completo, según vaticinaron las voces más catastrofistas, pero cuando ha llegado la hora de la verdad, es decir, cuando la temida tuneladora del AVE ha llegado a los pies del templo para perforar a pocos metros de sus cimientos, lo que, en realidad, se ha desvanecido como un castillo de naipes han sido los temores, las suspicacias y una polémica sin precedentes que ha traspasado fronteras.

"Ni un segundo Carmel ni una zona cero como la de las Torres Gemelas. ¿Cómo va a suceder algo en la Sagrada Familia después de tanto apantallamiento y control?", apuntaba ayer Conxi, que trabaja en una oficina de la calle de Mallorca frente a la fachada de La Glòria del edificio gaudiniano. En este punto, entre las calles de Marina y Sardenya, la tuneladora Barcino, con sus 11,5 metros de diámetro, ha surcado desde el pasado martes el subsuelo de la Sagrada Familia. La perforadora ha trabajado a 37 metros de profundidad, unos 20 metros por debajo de los cimientos del templo, protegidos por una pantalla subterránea formada por pilotes de hormigón de 1,5 metros de diámetro. Después de tres días taladrando en el tramo del túnel del AVE de Barcelona más temido y a la vez más protegido y controlado, ayer el cabezal de la tuneladora dejaba atrás la Sagrada Familia para avanzar por el subsuelo de la calle de Mallorca hacia la Diagonal.

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Más allá del débil ruido que algunos vecinos de la zona aseguran haber oído estos días en las plantas inferiores del aparcamiento que hay frente a la fachada La Glòria del templo, el paso del monstruo Barcino por este tramo ha sido imperceptible por la inmensa mayoría de vecinos y comerciantes de la zona, que, en cambio, han sufrido el ruido y el polvo de las obras, especialmente durante el pasado verano, para construir la pantalla protectora de pilotes y para instalar sensores de todo tipo en fachadas y aceras próximas al templo expiatorio.

También en el propio edificio gaudiniano, como vigías atentos día y noche al mínimo temblor o movimiento de tierras, hay instalados centenares de sensores de última generación, algunos de ellos colocados por Adif y otros por la Unesco. Esta institución ha destinado varios ingenieros al templo modernista para controlar los posibles efectos de la ejecución del túnel. Según los técnicos, el edificio ha soportado sin problemas la primera prueba de fuego, ya que el paso de Barcino junto a la base del templo no ha ocasionado más que movimientos de asentamiento inferiores a un milímetro. Pero el arquitecto adjunto de la Sagrada Familia, Jordi Faulí, no descartaba ayer movimientos de tierra en las próximas semanas ni, en el futuro, afectaciones en los cimientos del templo por desajustes en las capas freáticas.

Sin embargo, estos temores no son compartidos por la mayoría de vecinos. "El refuerzo que se ha hecho del templo es impresionante", señalaba Antoni, que vive frente a la Sagrada Familia, y que rechaza el alarmismo que reinó en el barrio y fuera de él durante meses. El presidente de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia, Jaume Torrens, le da la razón: "de aquellas críticas, de aquellos miedos ya no queda nada. Se han desinflado como un soufflé".

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