Nadal conquista Tokio, su séptimo título del año

En Tokio, dos finalistas heridos: Rafael Nadal y el francés Gael Monfils habían llegado al encuentro decisivo tras enfrentarse antes a puntos de partido en contra. En Japón, más que un título en juego: está la presión de abrir mercado, de las grandísimas masas de aficionados esperando en la pista y la puerta del hotel, de conquistar seguidores en Oriente. Y en Asia, el gran mercado de las pistas ultrarrápidas, el de las mayores dificultades (por las piernas cansadas, que ya es octubre; por la sensación de temporada cumplida, que ya no quedan grandes, y por la humedad y la lluvia, que un día obligan a jugar bajo techo y al otro al aire libre), un título decidido por sensaciones: puesto ante todos esos condicionantes, Nadal ganó (6-1 y 7-5) su séptimo título del año porque la confianza de haber ganado tres del Grand Slam en 2010 le permite afrontar cualquier desafío.

Ese momento mágico prolongado desde hace meses se resume en las barreras derribadas. Nadal, excepción hecha de los Juegos Olímpicos de 2008, no ganaba un torneo en la gira asiática desde Pekín 2005 porque llegaba agotado. Nadal siempre sufrió en superficies tan rápidas porque le dificultan el armado de los golpes, la pelota comiéndose al movimiento. Y Nadal, que mira hacia la Copa de Maestros -desde el 21 de noviembre-, jamás llegó al Masters de Shanghai, que arrancó ayer, con tan buenos resultados.

Por otra parte, la final de Pekín se suspendió ayer por la lluvia (el serbio Novak Djokovic dominaba 3-1 a David Ferrer) y se reanudará hoy.