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TORMENTAS PERFECTAS
Columna
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Devaluaciones competitivas

Lluís Bassets

En las crisis, nada más fácil que fastidiar al vecino. Convertir al país de al lado en un mendigo es el camino más sencillo para sentirse grande y creer que se sale de la miseria. Con la salvedad de que el vecino a su vez intentará suministrarnos la misma medicina, en lo que se convierte muy pronto en una espiral inacabable de muy mal acabar. Tan mal que en los años treinta condujo a la Segunda Guerra Mundial.

La política de perjudicar al vecino se aplica sobre todo a la moneda y a las devaluaciones competitivas. Pero algo de estas prácticas podemos observar también en otros ámbitos. Hay gobiernos europeos que expulsan a ciudadanos de terceros países y dirigen los flujos de migración hacia los otros socios. Si llegara a producirse la emulación, a la que ya están contribuyendo Berlusconi y Sarkozy, en poco tiempo podríamos convertir Europa en un infierno. Esta espiral apela a los más bajos instintos y convoca a los peores sujetos para hacerse cargo de algo tan delicado y moralmente exigente como el cumplimiento de la ley y el mantenimiento del orden. Adicionalmente, además de perjudicar al vecino, produce vergonzosas rentas electorales a las que muy pocos políticos son proclives a renunciar.

El caso más curioso es el de la política antiterrorista. El Gobierno de Estados Unidos ha advertido a sus ciudadanos de que, en caso de viajar a Europa, especialmente a Reino Unido, Francia y Alemania, tomen precauciones ante la posibilidad de un ataque terrorista. La alarma, muy verosímil, tiene al parecer su origen en la actividad de terroristas salidos de la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán. Pero lo sorprendente ha sido cómo han reaccionado los Gobiernos: el alemán, con escepticismo respecto a la necesidad de una advertencia tan genérica ante la que poco pueden hacer los ciudadanos. El de Reino Unido ha señalado el peligro de viajar a Francia y Alemania. Y Francia ha hecho lo propio respecto a quien viaje a Reino Unido.

No se conoce con detalle el objetivo de estas alarmas. Hay expertos norteamericanos en seguridad que las consideran extremadamente interesantes, pues contribuyen a cambiar la cultura de seguridad de unas sociedades como las nuestras que deberán convivir durante años con peligros terroristas. Estos expertos aconsejan que personas y familias hagan planes de contingencia y cuenten con kits de supervivencia ante eventuales ataques. Otros, en cambio, denuncian que la alarma sobre la seguridad amplía los márgenes de actuación en Afganistán o de acción policial. Y como se ha visto, otros más las aprovechan para barrer su rellano y echar la suciedad escalera abajo sobre los otros inquilinos. Conclusión: hay competencia entre los europeos por devaluar, es decir, por echar a perder unos valores de los que podíamos estar orgullosos hasta ahora.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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