El Consell se revuelve contra los recortes de gasto que exige Ordóñez

Vicente Rambla y Gerardo Camps, vicepresidentes primero y segundo del Consell, respectivamente, se revolvieron ayer contra Francisco Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, por reclamar en el Congreso límites de gasto a las comunidades autónomas y los Gobiernos municipales. Ni uno ni otro mostraron ninguna disposición a apretarse el cinturón ni un milímetro más.

Rambla, en una comparecencia junto al presidente de Cierval, aseguró que la Generalitat dispone de "un plan de austeridad del gasto público muy claro". El supuesto plan no ha impedido que la Comunidad Valenciana acumule la mayor deuda entre todas las comunidades autónomas en relación al PIB regional, una deuda que creció en 2.000 millones de euros en los dos primeros trimestres de 2010.

El consejero de Industria esgrimió los informes sobre financiación autonómica elaborados por varios expertos y entregados a las Cortes Valencianas para reclamar mayor participación en los ingresos del Estado: "La Generalitat reclama una financiación adecuada a sus necesidades y equiparable a la que tienen otras autonomías. Tenemos una financiación insuficiente que dificulta la gestión presupuestaria".

Según Rambla, las políticas de austeridad deben compaginarse con "políticas de cohesión social, de creación de empleo y de impulso a los sectores empresariales. Si solo se hacen recortes y no se incentiva a los sectores productivos difícilmente va a incrementarse la recaudación".

Estabilidad

Gerardo Camps, responsable directo de las arcas de la Generalitat, no reclamó más ingresos, optó por cargar contra los incumplimientos del Gobierno central en materia de déficit. "Todas Las comunidades autónomas, con la única excepción de la Comunidad de Madrid, contamos con un plan de reequilibrio aprobado por el Gobierno de España, y en el que se enmarcan todas las actuaciones que estamos desarrollando en materia de austeridad", replicó Camps a través de una nota.

"Las comunidades autónomas hemos pasado de tener hace tres años un déficit del 0,2% del PIB a situarnos hoy en el 2,2%, por debajo del 3% que fija como máximo la Unión Europea. Sin embargo, en el mismo periodo, el Gobierno central ha pasado de una situación de superávit hace tres años, a tener ahora un déficit del 9,5%".