Queda desierta la primera puja por el pazo de Los Charlines
Un comprador anónimo adquiere una conservera del clan
Nadie pujó ayer en la Agencia Tributaria de A Coruña para adquirir el Pazo Vista Real, la más famosa de las propiedades del clan de Los Charlines decomisadas por la Audiencia Nacional tras la condena en 2003 de varios integrantes de esta conocida familia por narcotráfico y blanqueo de dinero. Puesto a la venta primero en poco más de dos millones de euros y luego con una rebaja del 25% (1,5 millones), las dos subastas quedaron finalmente desiertas por falta de ofertas.
Lo que sí se logró vender, en esta primera sesión de subastas de las empresas y bienes particulares intervenidos por la justicia al clan gallego, es la nave y una finca de la conservera Mar Banco. El lote fue adjudicado a una oferta presentada días atrás en sobre cerrado por 106.586 euros, el precio inicial de la licitación. La identidad del comprador, al no ser una institución pública, permanece en el anonimato.
Es la mayor subasta celebrada en Galicia de bienes requisados por blanqueo
Quien compre debe demostrar ante Hacienda que su dinero es limpio
El que fuera pazo de Los Charlines, una edificación del siglo XVIII situada en Vilanova de Arousa (Pontevedra) y que incluye un viñedo, está "en un muy buen estado de conservación", aseguró el delegado especial de Tributos de la Agencia Tributaria, José Luis Pazos. No obstante el interior, en obras inacabadas, requiere una profunda reforma. "Hay una institución publica que mostró su interés" por hacerse con esa propiedad, indicó Pazos en referencia al Ayuntamiento de Vilanova. "Sería bueno porque de alguna manera supondría una devolución al pueblo" de un bien procedente del tráfico de drogas, opinó el delegado.
Pero ayer nadie pujó y ahora se abre un plazo de dos meses, hasta el 9 de diciembre, para que cualquier persona o entidad interesada en comprar el Vista Real presente una oferta. La Agencia Tributaria adjudicará, sin licitación, la propiedad a la mejor propuesta. Ayer en la primera jornada de la mayor puja en Galicia de bienes decomisados por blanqueo de dinero, había muchos periodistas pero prácticamente ninguno licitador. Se podía participar en estas primeras subastas también a través de Internet o mediante la presentación de una oferta en sobre cerrado.
Fue esa modalidad la que eligió la persona o entidad que finalmente se quedó con la nave y finca de la conservera Mar Banco. Hubo otros dos licitadores pero no superaron el precio de salida, 106.586 euros, que fue finalmente el que pagará el nuevo dueño de esos bienes.
Hoy continuará la liquidación ordenada en 2008 por la Audiencia Nacional del patrimonio decomisado a Los Charlines con la puesta en venta de nueve embarcaciones. Los días 13, 14 y 19 seguirán las pujas por las empresas intervenidas al clan gallego, valoradas en total en cien millones de euros, así como de sus bienes particulares, principalmente viviendas y plazas de garaje.
Tan sólo dos días después de salir de la cárcel donde pasó dos décadas por diversos delitos de narcotráfico y blanqueo de dinero, el patriarca del clan, Manuel Charlín Gama, tuvo que declarar de nuevo ante un juez, en calidad de imputado, por la denominada Operación Repesca, lanzada por la Audiencia Nacional para recuperar una fortuna valorada en 15 millones en inmuebles y cuentas suizas que Los Charlines, pese a sus condenas, amasaron en los últimos tres años. En la Agencia Tributaria de A Coruña se tomaron medidas para evitar que testaferros del clan participen en las pujas que comenzaron ayer. "Se investigará la procedencia del dinero y cada comprador deberá justificar su origen", advirtió el delegado de Hacienda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.