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Columna
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La sucesión de los sucedidos

No es la primera vez que hablo de la versatilidad del cargo público. Esa capacidad que tienen los políticos de levantarse una mañana siendo director general de Espectáculos Públicos e irse a la cama como responsable de la Marina Mercante. El sistema lleva funcionando a las mil maravillas desde el inicio de la democracia, pero el PSOE en Andalucía ha logrado llevar este don a un estadio superior. Ha conseguido fusionar la versatilidad del cargo con la permuta de los sillones. El hecho tuvo lugar días atrás en Algeciras. Allí el alcalde es el nuevo subdelegado del Gobierno andaluz y el subdelegado del Gobierno andaluz es el flamante candidato a la alcaldía.

La sucesión entre ambos sucedidos ha sido tan rápida que uno tiende a imaginar que pudo ocurrir así: "Quítate tú que me pongo yo", le habría dicho el subdelegado al alcalde. "Ponte pronto y deja el sitio, porque en el tuyo me voy a poner yo", le debió de contestar el alcalde al subdelegado. Sucederse a sí mismo es un hecho de gran raigambre en Andalucía. Uno de los principales políticos de la comunidad, Javier Arenas, se ha sucedido a él mismo como líder del PP regional en varias ocasiones. Lo que nunca se le ha ocurrido a Arenas es, por poner un ejemplo, colocar a Teófila Martínez de candidata a la Junta y ponerse él al frente de la alcaldía de Cádiz. Alguien podría decirme que todo se andará.

Suceder al sucedido para que el sucedido suceda al sucesor es una operación política de calado. Volvamos a Algeciras. Allí se han cambiado los pilares del gobierno de la ciudad, la alcaldía y la representación institucional de la Junta, con un único movimiento de sillones. Para el PSOE no hay apenas diferencias. Los enfrentamientos internos entre la dirección local y provincial con la dirección regional siguen siendo los mismos, con el único matiz de que la parte del partido que controlaba antes el Ayuntamiento quiera ahora controlar la Junta y la otra parte del partido que controlaba la Junta intentará hacerse con el control del Ayuntamiento.

Los socialistas tienen varios líos en la provincia de Cádiz. Algeciras es uno de ellos. El otro es Jerez. Allí la ejecutiva regional mantendrá a la alcaldesa, Pilar Sánchez, como candidata, cuando la dirección provincial le estaba buscando sustituto. Parecidos jaleos se han producido en la elección del candidato a la alcaldía de la capital, en Cádiz, donde había varios sucesores para poder hacer la sucesión. En el socialismo andaluz se están multiplicando los líos sucesorios. Y todos se derivan de la gran sucesión, esa que se produjo con el relevo de Chaves por Griñán en medio de esta legislatura. En Almería, la situación es igual de edificante que en Cádiz. La dirección provincial mantiene un pulso con la dirección regional que, unos sustancian en los nombramientos de los delegados de la Junta, y otros en la designación de candidatos a las alcaldías.

El problema para el PSOE puede acrecentarse, ya que, después de la gran sucesión en Andalucía, hay quienes buscan posiciones por si llega la más grande sucesión de todas las sucesiones, la del líder del mundo mundial. Y esto lo complica todo. El conflicto tiene su importancia, ya que puede limitar la versatilidad de los cargos públicos del PSOE. Con un descalabro electoral, es posible que algún dirigente se levante un día siendo director general de Carreteras y se acueste de peón caminero, si era ese el trabajo que tenía antes de ser cargo público. De la permuta de sillones, mejor no hablar. No vaya a ser que el próximo cambio que tenga que hacer el PSOE en muchos municipios y en algunas diputaciones, sea el de colocar al presidente o al alcalde en los banquillos de la oposición y a la oposición en los sillones presidenciales. Allí donde el PP tenga dificultades para lograrlo, siempre estará el PSOE para echarle una mano sucesoria.

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