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DESDE UN PIQUETE | El impacto de la huelga general

"¡Ojalá te echen del curro y te apliquen la reforma laboral!"

"¿Dónde está mi piquete?". Son las seis de la mañana y Cibeles aún no ha despertado. Ya empiezan a llegar algunos sindicalistas con sus banderas al hombro y cientos de pegatinas guardadas. Se cruzan los de CC OO con los de UGT. Pero al final, en la plaza solo se quedan los segundos. Cerca de 70 personas comandadas por un cabecilla y una misión: convencer a todos los trabajadores desde Alcalá a Sol y de ahí a la Gran Vía de que reconsideren su actitud. En el metro de Banco de España no hay casi nadie. Solo los indigentes que se van desperezando y salen a pedir tabaco. Muchos de los sindicalistas vienen de las cocheras. Están despiertos.

En las Administraciones públicas que jalonan Alcalá ya van entrando algunos funcionarios: "¡Ojalá te echen del curro y te apliquen la reforma laboral!", gritan los sindicalistas mientras hacen sonar sus pitos y empapelan toda la calle, incluidas puertas, ventanas y cajeros automáticos, de pegatinas a favor del paro. Su cabecilla habla con los guardias que custodian los edificios. Quiere entrar para "explicar a la gente la huelga". Pero no le dejan. "Compañeros, conculcan nuestros derechos constitucionales", brama el líder. Los guardias no se conmueven.

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Las cafeterías abren. Pero el piquete aprovecha que los policías que les acompañaban ya se han marchado y cierra las persianas del Nebraska en la esquina con la calle Cedaceros. Dentro, algunos clientes. Al poco, se aburren y enfilan hacia el Ministerio de Hacienda. "¡La cueva de Alí Babá!", es el grito de guerra.

Vuelve la policía, pero los coordinadores sindicales advierten a su gente de que "no se toca a nadie, solo se les puede insultar". Una precaución que convierte su piquete en uno de los más numerosos, pero pacíficos. Los periodistas persiguen al de CGT, reforzado por algunos miembros de CC OO, que ha cortado la Gran Vía y amedrenta a las grandes tiendas de la zona obligándoles a echar el cierre. En total, son cerca de una decena los piquetes que recorren las calles del centro. Aunque algunos los componen menos de 10 personas.

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