Hamilton arde, Webber respira

Hace dos semanas, Martin Whitmarsh, el director de la escudería McLaren, arropó a Lewis Hamilton, hundido el británico por el topetazo que le eliminó del Gran Premio de Italia, en Monza, en la entrada de la primera variante. "Este es Hamilton, un piloto de carreras agresivo, y no voy a cambiarle", le defendió Whitmarsh. Este sábado, Hamilton se definía con orgullo: "Mi agresividad es mi fuerza, no cambiaré". Para los aficionados, el británico es una bendición y verle conducir, y adelantar, una gozada. El problema, una vez más, es que este año está pagando muy cara esa agresividad. Ayer volvió a aparcar el coche en el arcén por culpa de un fogonazo de los suyos, una maniobra de ataque en la que trató de superar a Mark Webber (36ª vuelta). Para Hamilton es el tercer rosco en cuatro carreras, el segundo consecutivo, una racha tan mala que le ha llevado en solo tres citas del liderato a la tercera posición, 20 puntos por detrás de Webber.

"Todavía no sé lo que ha pasado entre Mark y yo. Pero, desde mi punto de vista, se ha enredado con los doblados. Al llegar a la curva, he frenado para adelantarle y le he dejado suficiente espacio por el interior. Lo siguiente que he visto ha sido cómo me cortaba el paso y que mi neumático estaba destrozado. Así son las carreras", resumió el corredor de Tewin.

Hasta ese momento, la estrategia de Webber fue completamente distinta a la de Alonso, Vettel y Hamilton. Él aprovechó la entrada del coche de seguridad para realizar su parada al principio (tercera vuelta), colocó las gomas duras y estiró hasta el final.

"Ha sido el fin de semana más difícil del año. En ningún momento me encontré cómodo y por eso estoy muy satisfecho con el resultado", resaltó el corredor de Red Bull, el piloto que menos veces ha abandonado, tan solo una (en Valencia), de los cinco que pelean por el título. No es muy difícil deducir quién de ellos es el que más veces lo ha hecho.