Algo más que rascacielos
Benidorm ha atraído a varios premios nacionales de arquitectura para diseñar su frente litoral, parques y otras dotaciones
El urbanismo en Benidorm no se reduce a una colección de rascacielos, que ya de por sí convierten la ciudad en un modelo de desarrollo único e irrepetible en España, al punto que un especialista francés en turismo como Philippe Duhamel, profesor de la Universidad de Angers, ha llegado a reclamar para la ciudad que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La cara urbanística menos conocida de la ciudad, aunque igualmente relevante, descansa en la obra pública, que desde los años ochenta ha estado vinculada a grandes nombres. Tres premios nacionales de Arquitectura: Oriol Bohigas (2006), Juan Navarro Baldeweg (2008) y Carlos Ferrater (2009) han dejado su impronta en la capital turística valenciana. Todo comenzó con Ricardo Bofill y "la pretensión de ligarse a la tradición arquitectónica catalana, más vinculada al espíritu mediterráneo", según reconoce el arquitecto municipal, José Luis Camarasa, que dirige el departamento desde 1981. "La ciudad se hace con la arquitectura", afirma, "así que nos pusimos a diseñar proyectos urbanos estratégicos", como son el Parque de L'Aigüera y el frente litoral.
"Bofill nos ligó a la tradición arquitectónica catalana"
Los paseos de Levante y Poniente tienen varios galardones
Considerado el pulmón de Benidorm, el Parque de L'Aigüera es una obra de arquitectura urbana diseñada por Ricardo Bofill. En su interior se alternan grandes espacios verdes, un paseo central y dos auditorios. Bofill visitó este año el parque 25 años después de haberlo diseñado en "una época pobre y con un estilo postmoderno", según dijo. El Ayuntamiento trabaja ahora en un plan que coordina el sociólogo Mario Gaviria para revitalizar el parque y dotarlo de contenido.
El Paseo de Levante se pensó en paralelo a la Barcelona olímpica, de cuya villa y puerto "se encargó Oriol Bohigas", recuerda Camarasa, "y de ahí las góndolas que sostienen su iluminación". Se trataba de relanzar una de las mejores playas urbanas de España, que se extiende frente a un tejido urbano de rascacielos.
El hito más importante ha sido el Paseo de Poniente, inaugurado hace un año. El diseño de Carlos Ferrater ha conseguido una docena de premios y reconocimientos a los 1.200 metros de paseo ondulado, siguiendo las curvas y formas del mar y los barcos, en el que se pueden apreciar 22 tonalidades diferentes en el pavimento.
El Centro Cultural se está construyendo sobre un antiguo campo de fútbol junto a la avenida de Europa. Aunque se pensó al mismo tiempo que los dos paseos, no fue hasta 1997 que se hizo el concurso público en el que se inscribieron más de 200 arquitectos y ganó Juan Navarro Baldeweg. "Me planteé el reto de hacer un contenedor cultural concebido como ágora mediterránea, con calles interiores iluminadas naturalmente", explica. En definitiva, arquitectura de altura, aunque no toque el cielo.
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