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Columna
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Luces apagadas

España no ha trasladado el coste de producir la electricidad a la tarifa

Si quieren pruebas de que España ha estado viviendo más allá de sus posibilidades, solamente tienen que fijarse en el mercado de la electricidad del país. A fin de mantener baratas las tarifas, los productores de energía se ven obligados a vender la electricidad a precios con los que no cubren sus gastos. Esto les ha dejado con una deuda que pronto alcanzará los 20.000 millones de euros.

Una emisión de obligaciones patrocinada por el Estado va a hacer que finalmente los productores recuperen su dinero. Sin embargo, el mero hecho de transferir deuda a otro vehículo no va a corregir los errores del sistema eléctrico del país.

El primer tramo de la emisión de deuda, que se espera para el mes que viene, supondrá un alivio para las empresas energéticas. En el pasado, han financiado el déficit con préstamos, pero las cantidades empezaban a ser demasiado grandes. Endesa ha tomado prestados 7.200 millones de euros para financiar el déficit, e Iberdrola, 4.200 millones de euros. La devolución de los préstamos hará que la deuda neta del sector respecto al Ebitda pase de las 3,7 veces actuales a 3,1, según estimaciones de Nomura.

En última instancia, el coste de la nueva deuda lo pagarán los consumidores de electricidad a través de las facturas futuras. Pero es probable que no salga barata. Las obligaciones, que podrían ascender a un total de 25.000 millones con el tiempo, conllevarán una garantía estatal explícita. Aun así, los inversores probablemente exijan un rendimiento más alto que el de los bonos del Estado normales. Y siempre existe el riesgo de que los mercados de la deuda se vuelvan de nuevo contra España, como han hecho con Irlanda y Portugal.

Y lo que es peor, el déficit sigue siendo una carga cada vez mayor para los consumidores futuros. El tan cacareado pacto del Gobierno con la oposición para resolver el problema no ha logrado gran cosa por ahora, salvo una mal diseñada congelación de las tarifas en julio. Los precios subirán casi un 5% el mes que viene, pero todavía les queda mucho por delante. Nomura calcula que las tarifas tendrán que subir un 23% durante los próximos tres años para que el problema se resuelva antes del plazo tope de 2013.

El Gobierno podría también recortar otros costes, como las cada vez mayores subvenciones para las energías renovables. Cuanto antes actúe, menos dolor infligirá a una generación de confiados adolescentes que actualmente tienen ante ellos la perspectiva de unas facturas eléctricas mucho más altas.

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