Ana Kiro, reina de la canción popular gallega
La cantante y presentadora Ana Kiro, uno de los mayores fenómenos de masas de la cultura popular gallega, falleció al mediodía de ayer en su casa de Mera (Oleiros, A Coruña), según fuentes del Ayuntamiento oleirense. La cantante padecía un cáncer desde hace algunos años. Desde el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a la Mesa pola Normalización Lingüística, numerosas personas y entidades han manifestado su pesar por la desaparición de esta mujer que fue pionera en reivindicar tanto el uso del idioma gallego como el papel de la mujer en la música comercial.
Ana Kiro, cuyo nombre real era María Dolores Casanova González, nació en 1941 en Castañeda (Arzúa). Hija de guardia civil, cuando tenía 19 meses la familia se trasladó a Pineda de Mar, en la Costa Brava, y después de un paréntesis en Cedeira, a una casa cuartel en pleno Paralelo de Barcelona. En la capital catalana, mientras trabajaba en una hilatura, comenzó a abrirse camino en la radio, hasta que una vez la escuchó su padre y le prohibió seguir en la farándula. Tuvo que casarse, a los 19 años, para reemprender su carrera musical, que no abandonó ni cuando, otra vez a pesar de la familia y de los tiempos, a los 23 años se separó (el divorcio no existía) de su marido. Comenzó a hacerse popular compartiendo escenario con José Guardiola y Mary Santpere, y empezó siendo Ana María Quiroga, hasta que en un festival dedicado al fútbol, un mánager consideró que era un apellido "demasiado flamenco" para cantar Pontevedra twist y la convirtió en Ana Kiro. "A mí me sonaba japonés, pero moderno sí que era", recordaría años después la cantante.
Con el nombre japonizado y botas blancas altas, la cantante fue una de las pioneras del pop, grabó discos y frecuentó platós como el de Galas del sábado con Joaquín Prats y Laura Valenzuela, pero el fenómeno Ana Kiro nació a raíz de otra muestra de carácter. En 1974 le planteó a la entonces potente discográfica Belter grabar en gallego y, pese a las negativas iniciales, no cejó hasta conseguirlo. Aquella primera canción, Galicia, terra meiga, vendió 100.000 discos y estuvo varios meses en las listas de superventas españolas. Sus canciones en gallego arrasaban en las entonces repletas colonias de emigrantes, haciendo llorar a miles de personas en México o en Ginebra cantando temas como Lonxe da terriña. Llegó a grabar hasta una treintena de discos.
En 1980 volvió a Galicia, se instaló en Oleiros y compaginó su carrera con apariciones cada vez más frecuentes en televisión, en donde inició otro reinado como presentadora en TVG. Declararse seguidora de Manuel Fraga en los años noventa no le impidió ser una de las convocantes del Manifiesto por la convivencia lingüística que promovió en 2008 la Mesa pola Normalización.
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