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Urkullu se afana en marcar distancias con Zapatero tras salvarle las cuentas

El presidente del PNV centra en la economía sus demandas ante la negociación

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se esforzó ayer en marcar todo tipo de distancias con el presidente Zapatero, pese al acuerdo para la cesión de las políticas activas de empleo, y navegar de nuevo entre dos aguas. Lejos de reconocer que el pacto ha salvado las cuentas de Zapatero en su más difícil tesitura, el líder nacionalista, quien cerró personalmente anteayer con el jefe del Ejecutivo el pacto para dicha transferencia, advirtió de que esta sólo "abre la puerta" a la negociación de las cuentas. Y remarcó que su partido "no es el salvavidas de Zapatero", aunque tampoco "la escalera para la carrera electoral de Rajoy". "Nuestro objetivo es lograr el beneficio para la sociedad vasca", insistió.

Los nacionalistas fijan su prioridad en "cerrar" el actual Estatuto de Gernika

Urkullu quiso desmarcarse con sus declaraciones de posibles críticas abertzales e incluso del sector más soberanista de su propio partido, reticente a los acuerdos con el Ejecutivo central. "Nosotros solo hemos buscado el bien de Euskadi. Si algunos han interpretado otras cosas en esta negociación será preocupación suya, pero no ha sido la ocupación del PNV", remarcó el líder nacionalista, quien rehusó "apuntarse el tanto" e incluso analizar el desgaste político que la transferencia puede provocar en el inquilino actual de Ajuria Enea.

Tras el guiño dialéctico al sector soberanista, Urkullu dejó claro que el escenario actual determina otras prioridades ante la negociación de las próximas cuentas generales del Estado. Durante la presentación en Bilbao del libro Luis Arana Goiri. Historia del nacionalismo vasco, el presidente del PNV centró su apuesta en la economía y enumeró tres objetivos "a subrayar" de cara a esa negociación: la transferencia de siete competencias económicas pendientes aún de desarrollo, la reclamación de proyectos estratégicos e inversiones para Euskadi, y la necesidad de llevar a cabo una "reflexión" para trabajar en la "normalización de la convivencia política en el País Vasco, con respeto a la mayoría social". El acto en la sede de su partido en Bilbao le sirvió para tener voz pública el día del pleno sobre política general, en el que no puede participar al no ser parlamentario.

Urkullu admitió que en su almuerzo de anteayer con Zapatero en la Moncloa vio a un presidente "preocupado" por abordar la crisis económica. "Consciente de la situación", el líder nacionalista ratificó la responsabilidad de su partido y su apuesta por la estabilidad política, institucional y económica. Y ello hasta el punto de que, preguntado por el nuevo marco político que su formación incluyó entre sus 15 propuestas para el pasado debate sobre el estado de la nación, recalcó incluso que el objetivo prioritario es el "cierre" del actual Estatuto para avanzar en un "modelo de mayor autogobierno".

El portavoz del PNV en el Parlamento, Joseba Egibar, recalcó durante el debate de política general que el "cambio de marco jurídico" estará sobre la mesa en la negociación presupuestaria.

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El PNV es plenamente consciente del peso que le reportan sus seis diputados y parece dispuesto a sacarle todo el partido, máxime ante su papel de oposición en Euskadi. La clásica reivindicación de ser el eje central de la política vasca toma forma, vía Madrid, ante la debilidad de Zapatero. La formación nacionalista ya lo dejó entrever con sus propuestas de resolución para el debate de la nación.

Urkullu insistió ayer en la imagen del PNV como motor de logros para Euskadi. Si el consenso presupuestario permite al PSOE acabar la legislatura, aseveró, "será tiempo, y no lo podemos perder", de profundizar en la gestión propia.

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