"No soy la salvadora de nada"
Sancho Lyttle, nacida en la isla caribeña de San Vicente y las Granadinas, debuta hoy con España tres meses después de nacionalizarse
Tiene nombre de escudero pero de ella se espera que sea una de las protagonistas del Mundial de baloncesto femenino que comienza hoy en la República Checa. Se llama Sancho Lyttle, tiene 27 años y hasta hace tres meses era ciudadana de la isla caribeña de San Vicente y las Granadinas. Desde el 26 de junio es española, aunque tras la entrega del pasaporte apenas haya pasado unas horas en el país. Lyttle llega al Mundial sin haberse concentrado con la selección porque jugaba la final de la NBA femenina (WNBA) con las Atlanta Dream, que perdieron contra las Seattle Storm por 3-0.
En el currículo de esta pívot de 1,93m destacan una final de la WNBA, dos participaciones en el All Star y el galardón a la mejor de la Liga española en 2009 y 2010, con el Perfumerías Avenida de Salamanca. Premios de estrella para una mujer que hace 10 años no había tocado un balón de baloncesto en su vida. "No sé qué hubiera hecho si no fuera buena en esto", reconoce con una voz que suena a Caribe; tal vez por sus raíces, tal vez por el sueño que arrastra por volar con unas pocas horas de escala de Atlanta a Brno. Lyttle se refiere a cuando, a los 18 años, una universidad de EE UU le ofreció una beca para estudiar y jugar al baloncesto en Texas. "No sabía nada de esto, pero hacía atletismo en mi país y estaba en forma. Era alta y eso les atrajo", recuerda. Aprendió rápido y cuatro años más tarde formaba parte de los Houston Comets.
Hace 10 años no había tocado un balón y ahora ha jugado la final de la WNBA
En 2006 le hablaron de la posibilidad de recortar sus largas vacaciones (la WNBA se disputa de mayo a septiembre) jugando en invierno en Europa. Así comenzó a formar parte de ese trueque de jugadoras que cruzan el Atlántico en primavera y en otoño. "Del primer sitio que me hablaron fue de España, de Ibiza. No sé si había muchos más clubes interesados en mí, porque me decidí enseguida. Es una isla; hay sol y mar. No dudé". Allí pasó tres inviernos jugando en el Santa Eulàlia. Entonces llegaron las ofertas de los dos grandes de la Liga Femenina: el Ros Casares y el Perfumerías Avenida. Eligió el segundo "por las compañeras" y lleva dos años siendo la jugadora más valiosa del campeonato (este año ha obtenido una media de valoración de 26,92, además de 15,9 puntos y 10,5 rebotes). Por eso no es de extrañar que en la selección, tradicionalmente con buenas bases y tiradoras pero con problemas en el juego interior, le esperen como agua de mayo. "Este es el mejor equipo del baloncesto femenino español", ha dicho el entrenador, José Ignacio Hernández, que debuta como seleccionador absoluto. Lyttle sabe que le esperan, que este Mundial es una oportunidad para el equipo y para ella misma, pero avisa: "Le he dicho a todo el mundo que yo no soy la salvadora de nada, solo estoy a para ayudar. No puedo cargarme el equipo a la espalda ni llegar allí y traerme el trofeo".
Su historia con la selección es la de una confluencia de intereses. "Cuando en mi club me comentaron la posibilidad de nacionalizarme tuve dudas. No tenía claro si quería hacerlo". Pero la idea de no volver a ver el Mundial desde casa le convenció. Hoy debutará de rojo contra Malí (20.15) en el segundo partido del grupo C (el primero es el Corea-Brasil, a las 15.15). Su única pena, que este año se queda sin vacaciones. Un año sin volver a su isla.
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