A Wenders y Ullman les gustó
El director valenciano Mas Franqueza estrena 'Amanecer de un sueño', su 'ópera prima' premiada en varios festivales
A Freddy Mas Franqueza, el empujón creativo se lo dio en 2001 el realizador alemán Wim Wenders -creador de obras de arte como El cielo sobre Berlín o El amigo americano- cuando el realizador valenciano le anticipó los esbozos del guión de su primer largometraje. Y el respaldo emocional se lo aportó la noruega Liv Ullman -y actriz fetiche de Ingmar Bergman y directora- cuando en el festival de Moscú aseguró entre lágrimas que Amanecer de un sueño (2008) le había "hablado directamente al corazón".
Con semejantes referentes, lo extraño es que la ópera prima de Mas Franqueza, que se estrena por fin este fin de semana en 19 ciudades españolas, no hubiese llegado antes a la gran pantalla. Pero esa es la realidad del cine español, que a veces es más difícil estrenar la obra en una sala comercial que rodarla, aunque eso ya casi sea un milagro. De hecho, desde que terminó el guión, en 2003, hasta que consiguió rodarla pasaron cuatro años. Otro para verla proyectada en la pantalla de un festival, y dos más para que esté en la cartelera.
El filme habla del Alzheimer pero trata de los sentimientos
Mas Franqueza: "Él perdía su identidad y yo construía la mía"
"El mayor éxito es estrenarla y además distribuirla en países como Estados Unidos, Canadá, China, Corea del Sur y Puerto Rico", explicó ayer Mas Franqueza (Pego, 1979), con la satisfacción de haber logrado otro hito en su carrera. Y es que ha pasado ya una década desde que se plantó con 21 años en Alemania con un corto debajo del brazo y con la intención de estudiar cine en la Deutsche Film und Fernsehakademie de Berlín. Allí Wenders se interesó por su mirada artística, y allí le asesoraron para el guión de su largo. "Fui depurando clichés, me ayudaron a no subrayar emociones, a tratar al espectador con respecto", explica de aquel proceso el realizador valenciano, que ha construido una historia "para el espectador que tenga la necesidad de sentir y entregarse a una película, es para lo que está hecha".
Y para lograrlo ofrece sinceridad, puesto que la historia es casi la suya. La de la relación de un niño abandonado por su madre con la persona a la que más unido se siente, su abuelo, que se consume por la enfermedad. Y aunque aborda la devastación provocada por el Alzheimer, Mas Franqueza se centra en los sentimientos: "Yo sufro un abandono emocional y aparece alguien, mi abuelo, que llena todos los momentos importantes de mi vida" confiesa el realizador.
Y la enfermedad, el momento en que él duda si podrá devolver lo que su abuelo le ha dado, supone una catarsis: "Yo recupero la infancia, cuando una persona necesita cuidados se genera una atmósfera de reencuentro; él iba perdiendo su identidad y yo iba construyendo la mía".
Y es eso lo que conecta con el público y lo que le ha proporcionado ocho premios internacionales y 39 nominaciones en festivales de todo el mundo. Premios y críticas favorables han dado el empujón definitivo a la película, y hasta el apoyo de un productor americano para rodar en 2011 su segunda película, Second life second chance.
Mientras, el director se deshace en elogios con el protagonista, junto con Alberto Ferreiro, Mónica López, Sergio Padilla y Aroa Gimeno, de su obra: "Busqué a Héctor Alterio porque Héctor es mi abuelo". Y la pantalla, a su juicio, le ha dado la razón: "La calma, la transparencia, la profundidad, la generosidad que transmite; Héctor hace que la emoción te traspase la piel". ¿Y él qué opina? "Me dijo que era una de las películas que más a gusto iba a defender". Alterio, Wenders, Ullman... Pocas películas tienen tantos avales.
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