Melodías para la redención

Puede que hayas tenido que lidiar con un domingo horroroso, porque los domingos, como decía aquella obra teatral de los noventa, matan más hombres que las bombas. Es muy probable que emprendas la semana con tantas caras de aguantarle la cara al jefe como de regarle los geranios a la vecina del quinto. A Guardiola le da por ganar en el Calderón y eso, con seguridad, te habrá arruinado la quiniela. Las perspectivas anímicas son las que son en la antesala misma de un otoño de borrascas, pero en esas llegan unos tipos como los canadienses The New Pornographers y, casi cuando las esperanzas se habían disipado, van y te arreglan el día.

A estos Nuevos Pornógrafos de Vancouver puede que todavía les falten dos o tres canciones incontestables, de esas que consiguen palco de honor en los laberintos de la memoria. Pero su sonido limpio, enérgico y contagioso, heredero directo de aquel power pop con el que el difunto Alex Chilton (Big Star) acostumbraba a hacernos tan felices, alborota los espíritus menguados y propicia la inesperada redención dominical. Más aún si la velada se abre con el guiño a la hinchada local de Sing me Spanish techno, pieza adictiva que, por fortuna, no tiene nada que ver con la música electrónica.

Su sonido 'power pop', heredero de Big Star, es limpio y contagioso

El barbudo y pelirrojo Allan Carl Newman (llámenle A. C.) preside el escenario con la apreciable escolta de su sobrina Kathryn Calder, sustituta en directo de la cada vez más codiciada Neko Case. Ambos se enredan a veces en diálogos algo inconexos y Kathryn termina definiendo extrañamente Madrid como "una ciudad de edificios viejos", pero los juegos vocales chico-chica siempre ofrecen muchas posibilidades. El tándem suena a veces como una versión con menos ínfulas de sus paisanos Arcade Fire. Añadamos el desparpajo de The Cars, la pegada de The Kinks y esos teclados chillones de los primeros Attractions de Elvis Costello, y acabamos de redondear la fórmula: pop de compás binario muy marcado, casi marcial, idóneo para la evasión fulminante y la sonrisa franca.

El sexteto hace alarde de buena salud en las relaciones interpersonales con su quinto y nuevo disco, Together (Juntos), pero entregas anteriores como Challengers, Twin cinema e incluso Mass romantic aún conservan una buena representación en el repertorio. De hecho, los Pornographers no levantaron el pie del acelerador hasta el tema que titula el penúltimo álbum, una pieza con unos coros hula-hula que bien podría haber alumbrado la pluma de Lindsey Buckingham.

De entre el nuevo material de este 2010, nada tan vigorizante como Crash years, que incluye uno de esos irresistibles estribillos con silbidito (aunque de melodía disonante: un indie no se conforma con cualquier cosa, muchacho). Veinte canciones y 80 minutos después, los casi 900 asistentes a la Joy Eslava desfilaban con carita risueña hacia la calle de Arenal. Y para hoy, lunes, un buen desayuno y que Dios nos pille confesados.