Castro de Rei quiere su psiquiátrico
La transferencia a la Xunta siembra la incertidumbre en el psiquiátrico de Lugo
En la inmensidad de unas paredes levantadas cuando corría el año 1958, en la soledad de unas habitaciones separadas en dos pabellones, Marbella y Torremolinos, habitan 172 hombres y mujeres, aunque más de los primeros que de las segundas. Este vecindario de Castro Ribeiras de Lea, en el municipio de Castro de Rei (Lugo), se llama San Rafael y es el único hospital psiquiátrico de Galicia que aún está en manos de una diputación provincial.
Aquellos internos que cumplen los requisitos médicos tienen total libertad para ir al pueblo, un entorno tranquilo, e idóneo, al que ya están acostumbrados. Son totalmente familiares para los vecinos, quienes no expresan el más mínimo atisbo de miedo o sospecha, y todos los días toman el café con ellos o llegan a acuerdos para que los de fuera les hagan recados a cambio de pequeñas retribuciones.
La Diputación no es capaz de asumir los 11 millones anuales que cuesta el centro
El alcalde de Castro de Rei se opone al traslado de internos y cuidadores
Carmen Pena, directora en funciones del centro, asegura que los internos y cuidadores de San Rafael "constituyen una gran familia". Pero la incertidumbre sobrevuela ahora el psiquiátrico, ya que, durante el primer semestre de 2011, se producirá el traspaso de San Rafael de manos de la Diputación de Lugo al Servizo Galego de Saúde. El problema no es ese. La dirección del centro agradece que el hospital psiquiátrico se formalice dentro del Sergas, pero la Xunta quiere reubicar a los enfermos en distintos hospitales, pisos tutelados o centros de día, con lo que deberán abandonar el complejo de Castro Ribeiras de Lea.
Según fuentes de la Diputación, la institución provincial está dispuesta a entregar gratuitamente el edificio a la Xunta para que los enfermos puedan continuar con sus vidas en un lugar considerado muy adecuado para la inserción social y la rehabilitación. Pero en el ente provincial aseguran que desde la Xunta sólo reciben un "no rotundo", a pesar de que Feijóo prometió en campaña electoral mantener a enfermos y cuidadores en el mismo centro. No hay forma de evitarlo, porque la Diputación no es capaz de seguir haciéndose cargo de un hospital que asegura que le cuesta 11 millones de euros al año.
"Cuando llegue el señor Sergas, las cosas van a cambiar", comenta una de las internas. "Piensa que es un señor que vendrá un día y los llevará a otro sitio al que no quieren irse", asegura la directora en funciones. Los internos están "preocupados" y ya se comienza a percibir "la descompensación en algunos de ellos porque notan al personal muy nervioso", reconoce. "No podemos explicarles mejor, porque ni siquiera nosotros tenemos información, no sabemos qué va a pasar con cada uno de ellos ni a dónde van a ir." Otros dicen que sólo consentirían irse para regresar a sus casas.
El día 31 de octubre se hará efectivo el traslado de competencias y, a la espera de que se conozca el nuevo destino de los internos, todos lo tienen claro: no se quieren instalar en Calde, hospital que tiene todas las papeletas para su acogida. Según un cuidador, "no es bueno para ellos cambiarlos de un hábitat en el que tienen total libertad a un hospital donde van a estar prácticamente cerrados, sin tener apenas relación con el mundo exterior".
Sus referencias desaparecerán y las consecuencias se irán conociendo con el paso de los meses. Y al margen de los propios enfermos, también se cuestiona el futuro de los cuidadores. Uno de los que cuentan con más antigüedad, 34 años, asegura que lleva "tanto tiempo haciendo el mismo trabajo" que ahora tendrá que "aprender de nuevo".
El alcalde de Castro de Rei, Juan José Díaz Valiño (PSdeG), se opone al traslado de los enfermos. "Para nosotros son tan vecinos como el resto de la gente", dice. "En el caso de los psiquiátricos de A Coruña, Ourense y Pontevedra, también se hizo el traspaso al Sergas pero sin reubicar a enfermos y cuidadores. ¿Por qué se trata de forma distinta al centro de Lugo?". "Hace casi un año que pedí entrevistarme con Feijóo y aún no he recibido una respuesta", se queja. Según Díaz Valiño, el traslado afectará además profundamente a la economía del municipio chairego, ya que casi todo el material consumido en el centro proviene de empresas locales.
Mientras, esos hombres y mujeres continúan con su rutina, a la espera de que llegue "el señor Sergas". Un interno muestra una sonrisa orgullosa cuando muestra a los 14 periquitos que cuida con ayuda de otros compañeros que les construyen jaulas. Otro se dedica a escribir en el periódico Gaiola Aberta, creado por el galleguista Antón Moreda. En un pasillo, como si de un empresario se tratara, otro busca salida a todas las verduras que se cosechan en el invernadero que él mismo controla, y una compañera compra revistas para encontrar en ellas un buen novio, porque dice que no lo hay en su entorno. Una gran familia, en la que cada cual cumple su función y busca su sitio. Un grupo de inquilinos que ven peligrar su estabilidad, sus amistades y su vida. Algunos llevan allí viviendo casi 40 años.
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