El Sevilla saca petróleo en La Rosaleda
Los de Antonio Álvarez toman oxígeno a costa de la defensa del Málaga
Los fallos defensivos del Málaga, que ha encajado ocho goles en tres partidos, dieron una bocanada de oxígeno al Sevilla, y a su entrenador, Antonio Álvarez, cuyo puesto estaba en entredicho tras un inicio de temporada que hacía pensar en un equipo que rema para evitar el ocaso. El Málaga del jeque Al-Thani, que se estrenó ayer en La Rosaleda, encajó su segunda derrota en casa y confirmó que tiene mucho margen de mejora.
El Sevilla se mostró timorato en el inicio del encuentro. La fama de torbellino atacante del Málaga parecía pesar en el ánimo de los de Álvarez, moralmente sacudidos por la eliminación de la Champions y su mal arranque ante el PSG en la competición de consolación que es la Liga Europa. Cuando los sevillanos estaban replegados en su medio campo, llegó el primer tanto malaguista.
MÁLAGA 1 - SEVILLA 2
Málaga: Galatto; Gámez, Kris, Weligton, Mtiliga; Fernando (Edinho, m. 80), Apoño (Silva, m. 70), Eliseu; Juanmi (Luque, m. 60), Rondón y Quincy. No utilizados: Arnau; Torres, Iván y Baha.
Sevilla: Palop; Dabo, Martín Cáceres, Escudé, Fernando Navarro; Zokora, Guarente; Alfaro (Acosta, m. 65), Cigarini (Romaric, m. 81), Perotti; y Negredo (Kanouté, m. 87). No utilizados: Varas; Alexis, José Carlos y Capel.
Goles: 1-0. M. 13. Rondón. 1-1. M. 19. Alfaro. 1-2. M. 45. Martín Cáceres.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Cigarini, Escudé, Gámez, Dabo, Perotti, Acosta y Romaric.
Unos 27.000 espectadores en La Rosaleda.
Del respeto, los sevillistas parecieron pasar durante unos minutos al miedo. El Málaga presionaba con eficacia en el centro del campo, y trataba de resolver el encuentro con una serie de contragolpes precipitados y con balones altos que no encontraban destinatario. La ansiedad de los arietes de Jesualdo Ferreira se trasladó pronto a todas las líneas y el Sevilla supo aprovecharlo. Perotti llegaba con descaro por la banda izquierda, y provocaba un dolor de cabeza tras otro a Jesús Gámez. En una de esas internadas, el Sevilla, con un cabezazo de Alfaro, que cogió la espalda con Mtiliga, igualó el encuentro.
El Málaga no renunció a su espíritu atacante. Palop, que no acusó la derrota ante el PSG del jueves, salvó un gol que ya cantaban todas las gargantas. En esto llegó el segundo tanto del Sevilla. El gol, al filo del descanso, fue un mazazo. El acto final fue una sucesión de llegadas sin peligro del Sevilla mientras el Málaga trataba, en vano, de hilar una jugada.
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