Músicas de libertad
La Orquestra Simfònica del Vallès inició nueva temporada de sus Concerts Simfònics al Palau y la puso al servicio de una idea, la de la libertad, que actuará como eje temático a lo largo de los 10 conciertos del ciclo. El primero se centró en un subtema, la conciencia cívica de la libertad.
En primer lugar se escuchó la Sinfonía núm. 6, 'Patética', de Chaikovski. Aquí la libertad la ejerció el público que, por votación, la había escogido entre 10 sinfonías propuestas por la orquesta. Siguió, en la segunda parte, el estreno de Fanfara 'Els tres tambors', encargo de la orquesta a su compositor residente, Jordi Cervelló, premio Nacional de Música de la Generalitat en 2010. Aquí las conexiones con la libertad son menos evidentes y se supone que deben de ir por el lado de la libertad del compositor para componer esa brevísima pieza para flautín, metales y percusión que juega a variar sobre la conocida canción popular del título. Una pequeña e interesante obra menor.
ORQUESTRA SIMFÒNICA DEL VALLÈS
Ferran Mascarell, lector. Rubén Gimeno, director. Obras de Chaikovski, Jordi Cervelló, Aaron Copland y Beethoven. Ciclo Concerts Simfònics al Palau. Palau de Música. Barcelona, 18 de septiembre.
La libertad presidía claramente la obra que siguió, Retrato de Lincoln, de Aaron Copland, compuesta en 1942, en plena II Guerra Mundial, una pieza para lector y gran orquesta construida sobre fragmentos de cartas y discursos de Abraham Lincoln, el célebre a los caídos en la batalla de Gettysburg -"... el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no ha de desaparecer de la Tierra"- entre ellos.
La nómina de lectores de esta pieza, rara aquí pero bastante conocida en Estados Unidos, es impresionate: Henry Fonda, Tom Hanks, Katherine Hepburn, Charlton Heston, Gregory Peck y Paul Newman entre los actores, y Edward Kennedy, Walter Mondale, Margaret Thatcher y Barack Obama, que la narró antes de ser presidente, en 2005, entre los políticos. Aquí el honor de leer Retrat de Lincoln, traducido del original inglés por Jaume Subirana, le cupo a un político por ahora en excedencia, Ferran Mascarell, ex consejero de Cultura, que despachó el encargo con suficiencia, algo de nervios al principio y una sonorización débil e inadecuada que no ayudaba a la comprensión de sus palabras.
Cerró la sesión una de las músicas paradigmáticas de la lucha por la libertad, la obertura Egmont, de Beethoven. La orquesta, que en manos de su joven titular, Rubén Gimeno, ya se había mostrado compacta, disciplinada y con buen sonido en la Patética, de Chaikovski, y había puesto a prueba, con éxito, su sección de metal en las obras de Cervelló y Copland, ofreció una versión de Egmont tensa y brillante.
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