Los investigadores hallan en Bahamas 1,2 millones de euros de un 'narco'
El Abuelo, procesado por blanqueo, guardaba en su casa joyas y una piel de pitón
El narcotraficante de Meis José Lafuente, apodado El Abuelo, tenía depositados 1,2 millones de euros en una cuenta de una sucursal bancaria en las islas Bahamas, los ahorros que le quedaban tras años implicado en los negocios de la cocaína. El dinero estaba a su nombre y al de otros familiares y fueron las autoridades judiciales del país antillano quienes facilitaron los datos bancarios en contestación a una comisión rogatoria enviada por el juzgado de Cambados, que instruye un proceso contra Lafuente y cinco personas acusadas de presunto blanqueo.
La investigación del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil, dirigida por el magistrado Juan Carlos Carballal y coordinada por la Fiscalía Antidroga de Pontevedra, se inició cuando se detectaron hasta 300.000 euros en transferencias a una cuenta bancaria suiza que hacía de intermediaria. Parte de este dinero se transfería a Colombia a través de una compañía de servicios financieros, Western Unión, para pagar pequeños envíos de cocaína que le suministraban a Lafuente diversos cárteles. Incluso se pudo constatar que Lafuente estaba perdiendo miles de euros en operaciones que no llegaban a término, por lo que los investigadores creen que su cuenta corriente en Bahamas pudo ser tres o cuatro veces mayor al dinero que se encontró cuando fue intervenida.
José Lafuente fue un capo con poder, pero su adicción a la coca acabó con él
Pero, a medida que avanzaba la investigación, el perfil del capo de los años noventa se desvanecía. José Lafuente, de 54 años, era víctima de una fuerte adicción a la cocaína y la mayor parte de la droga que compraba en Colombia era para consumo propio. Según declaró ante el juez, el dinero de Bahamas era parte de la venta de un hotel que tenía su madre en Brasil.
En los años noventa, José Lafuente y su hermano Manuel, apodado Nelo, eran respetados por los cárteles colombianos, que les fiaban los cargamentos. Más conocidos como Los Madereros, por la actividad de sus negocios legales, los hermanos Lafuente se relacionaban con la flor y nata del narcotráfico. Nelo llegó a implicarse con el fugitivo Carlos Ruiz Santamaría, El Negro, cuya excarcelación puso en la picota a un tribunal de la Audiencia Nacional. Unas relaciones por las que todavía cumple condena.
Desde entonces, José Lafuente siguió dirigiendo los hilos del negocio, con el apoyo de varios familiares, hasta que cayó en desgracia, víctima de su adicción a la droga que había comerciado a toneladas. En 2001, el secuestro y tortura de un sobrino le costó una condena de siete años de cárcel. José Radio cobró cara su negativa a viajar a Colombia, donde iba a permanecer como rehén de un cargamento de su tío. Además del dinero intervenido en Bahamas y Portugal, el juzgado está esperando la tasación de los peritos de las joyas encontradas durante el registro de su casa de Sisán, en el ayuntamiento pontevedrés de Ribadumia, donde fue detenido en noviembre del pasado año.
Varias esmeraldas y relojes de oro blanco figuran entre su colección. También está pendiente la valoración de una espectacular piel de serpiente pitón que lucía en una de las estancias del chalé. Debajo de la mesa de billar, José Lafuente escondía cuatro escopetas, una de ellas de cañones recortados con abundante munición, 6.000 euros en efectivo y unos cuantos gramos de cocaína.
El juez envió ayer a la cárcel de Teixeiro a Julián F. H., acusado de matar en Ponteceso a su ex pareja asestándole golpes con un martillo.
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