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85 presos mexicanos se fugan con ayuda de los guardianes

Los reclusos, en su mayoría 'narcos' peligrosos, huyeron con unas escalas

Salvador Camarena

Hay fugas de reos por cuyo guión Hollywood no pagaría ni un duro. Qué valor cinematográfico puede tener que "la fuga carcelaria más numerosa en la historia del México moderno" se haya realizado sin disparar un tiro, sin cavar un gran túnel, pero con la ayuda de guardias que incluso escapan con los reclusos, a quienes, una vez fuera, nadie persigue.

Qué de novedoso además tiene esta historia si el golpe ocurre en un lugar donde todo el mundo sabe que desde hace mucho no hay ni gobierno ni ley que no sea la de los criminales. Aunque terrible por un lado, el caso de la fuga de 85 presos en Reynosa, Tamaulipas (noreste de México), en la madrugada del viernes, no desentona con la situación de emergencia que se vive en ese estado mexicano, colindante con Texas.

A las 4.15 del viernes, 85 reos del Centro de Ejecuciones de Sanciones de Reynosa emprendieron la huida. Un total de 66 de ellos son del fuero federal. Es decir, estaban sujetos a un proceso por delitos que casi por definición son sinónimo de peligrosidad y delincuencia organizada. Las investigaciones preliminares establecen que los reos fueron reunidos por los custodios y de ahí, a la libertad. Burlaron el muro de 8 metros de altura con escalas que surgieron de la nada.

Las autoridades estatales investigan a los 44 vigías que custodiaban la prisión en el momento de la fuga. A algunos quieren acusarlos al menos por omisión en sus responsabilidades. El director del penal también será investigado. Dos funcionarios están desaparecidos. "Creemos que se fueron con ellos", reconoció José Antonio Garza García, secretario de seguridad pública de Tamaulipas, que cumple hoy cinco días en el cargo.

Los hechos además confirman una tendencia en Tamaulipas: en lo que va del año son ya 201 (otros conteos dicen que 205) los reos que deciden que es mejor no esperar al fin de su condena.

Tan sólo en Reynosa, según datos publicados por el periódico El Norte, ha habido en 2010 otras cuatro fugas en las que se evadieron 38 presos. En declaraciones recogidas por ese diario, Hugo Andrés Araujo, secretario de Gobierno de Tamaulipas, explicó que más que fugas, lo que se vive es un proceso mediante el cual los carteles criminales reclutan miembros para sus fines delictivos.

Pero a este guión le falta un protagonista. Cada uno decidirá si se trata de héroe o villano. Durante 70 meses, Eugenio Hernández Flores ha cobrado un sueldo como gobernador de Tamaulipas. Como tal, le corresponde el control de las cárceles estatales, como la de Reynosa. El político cederá el puesto en unas semanas más. Su sucesor es de su mismo partido, el PRI, y hermano del que fue candidato, Rodolfo Torre Cantú, asesinado por unos hombres aún no identificados una semana antes de la elección, el 4 de julio pasado.

Antes de irse a su casa, Hernández Flores tuvo la humildad de reconocer en una entrevista radiofónica con el principal comunicador de México, Joaquín López Dóriga, que su Gobierno estaba rebasado. Lo dijo a la mexicana, con un eufemismo: "se complicaron las cosas".

Ni siquiera un buen título tiene esta historia, que por otro lado tiene todos los tintes de lo que en cualquier lugar del mundo se llamaría, sin rodeos estado de excepción.

Hugo Andrés Araujo, secretario de Gobierno de Tamaulipas, y (a la derecha) Antonio Garza García, secretario de Seguridad, informan sobre la fuga.
Hugo Andrés Araujo, secretario de Gobierno de Tamaulipas, y (a la derecha) Antonio Garza García, secretario de Seguridad, informan sobre la fuga.EFE

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