La silenciosa operación retorno
Los inmigrantes se van por el paro y las peores condiciones sociales y laborales - El Observatorio de las Migraciones alerta de posibles "secuelas preocupantes"
Cada día se va un inmigrante de Andalucía, comunidad que se ha convertido en la segunda, tras Madrid, en marchas de ciudadanos de otros países, según el Ministerio de Trabajo. Este dato refleja solo las personas que se acogen al programa de retorno voluntario. El padrón andaluz registró bajas de hasta 5.000 personas, especialmente sudamericanas, durante el pasado año. El único beneficio es que disminuye la presión sobre el mercado de trabajo. Pero Andalucía pierde recursos económicos y fiscales. Y también "diversidad" social y cultural, como afirma una de las afectadas. Al mismo tiempo, empeoran las condiciones laborales de quienes trabajan. El Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones (OPAM) advierte de que "las secuelas de algunos procesos a medio plazo" para "la calidad de la convivencia" son "potencialmente preocupantes".
"De aumentar, la desconfianza podría afectar a la calidad de la convivencia"
"Es urgente fortalecer los cauces de interlocución"
"El empleo resiste a costa de acentuarse la precariedad de sus condiciones"
"Los africanos se sitúan claramente como el grupo más desfavorecido"
Este año se han disparado las peticiones de retorno de inmigrantes. La razón parece obvia, la falta de trabajo, aunque el último estudio del OPAM, advierte de que las perspectivas económicas no siempre son una explicación "infalible" para los movimientos.
Los trabajadores no cualificados fueron los primeros damnificados, pero la larga crisis afecta ya aquellos que "tenían un estatus ocupacional medio bajo". El saldo de altas y bajas de extranjeros se ha mantenido por la llegada de población de la UE.
La consecuencia positiva es la disminución de demandantes de trabajo en este colectivo, que "crece ahora a un ritmo claramente inferior al observado durante 2008". Pero los "los inmigrantes siguen estando sobrerrepresentados entre los parados". El último boletín del Observatorio lo explica en una de sus conclusiones: "Tanto antes de la crisis como en el momento actual, un inmigrante de la misma edad y formación que un español tiene una probabilidad claramente mayor de estar parado".
Aquellos que tienen empleo, tampoco viven en una situación privilegiada. "El empleo inmigrante en Andalucía resiste relativamente bien en términos de volumen, pero a costa de acentuarse la ya antes acusada precariedad de sus condiciones.
Además, la crisis ha acentuado las diferencias entre los distintos colectivos de inmigrantes. "Los africanos se sitúan claramente como el grupo más desfavorecido".
El estudio refleja también que los extranjeros que llevan menos de dos años residiendo en España sufren tasas de paro comparativamente bajas frente a quienes están arraigados desde hace tiempo. El OPAM lo atribuye a "procesos de recomposición y reposición de mano de obra", es decir, a sustitución de trabajadores por otros con menos exigencias. Es sobre este proceso sobre el que advierte de "secuelas a medio plazo para la calidad de la convivencia potencialmente preocupantes".
La desfavorable situación económica empieza a tener también consecuencias en la percepción de los andaluces sobre la inmigración. "Ante el acoso del paro, una proporción creciente de la población está reconsiderando el grado de deseabilidad de unos trabajos que, hace pocos años, la amplia mayoría consideraba predestinados a los inmigrantes de países menos desarrollados". Los autores del estudio del Observatorio desconocen si es "real" la disponibilidad de la población autóctona para desempeñar "empleos duros y con escasa remuneración", pero sí advierten de las consecuencias en la valoración de la inmigración. "De seguir aumentando, la desconfianza podría acabar afectando tanto a la calidad de la convivencia como a la relación con las instituciones competentes; urge por tanto fortalecer los cauces de interlocución institucional con aquellos ciudadanos que no comprenden o no comparten determinados rasgos del hecho migratorio", concluye el estudio.
El Observatorio cierra su informe con una propuesta: "abrir una reflexión colectiva acerca del modelo de crecimiento futuro y sus implicaciones para la gestión del hecho migratorio".
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