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Tentaciones
Reportaje:MÚSICA

Interpol: Un pasito para atrás

Era un abandono previsible. En la última visita de Interpol a Madrid —hace ya dos años, en la gira de su tercer disco, Our love to admire—, el bajista Carlos D. aparecía sobre el escenario separado del resto del grupo, en una esquina, sin comunicación. Desde la posición del público daba la impresión de que algo no iba bien. "Igual sí viste algo. No sé. Para mí la química es importante cuando escribimos las canciones, pero cuando tocamos en vivo estoy en mi propio mundo y solo me fijo en alguien del grupo cuando falla. Quizá te diste cuenta de algo real, pero yo estoy demasiado ocupado con el todo para preocuparme de la química con una persona", dice Paul Banks, cantante del grupo, en ese castellano que aprendió en una adolescencia errante. Pasó con su padre, ejecutivo de la industria del automóvil, un curso en Madrid y otro en México.

"Llevaba tan mal las malas críticas que ya no leo nada sobre nosotros"

Hace unos meses, la banda neoyorquina comunicaba que Carlos dejaba el grupo después de la grabación de su último disco. "No fue una sorpresa. Participó en la grabación y al hacer los planes para el futuro inmediato, dos años de gira y promoción, decidió que eso no era para él. Tomó esa decisión y yo la respeto. Quiere buscar otras cosas y es difícil hacerlo mientras estás tan ocupado. No se puede estar en dos carreteras a la vez. Ha dejado su herencia. Ha escrito mucho de lo que está en el nuevo disco".

David Pajo, el que fuera bajista de Slint, ha sido el elegido para suplir a Carlos en directo. Como asalariado: el grupo es ya oficialmente un trío. Culminaba así un periodo convulso. Daniel Kessler, el guitarrista, se mudó a vivir a Milán; el batería, Sam Fogarino, pasaba el tiempo con otra banda, Magnetic Morning. Y Banks, con el seudónimo Julian Plenti, publicó un disco en solitario e incluso montó una banda para tocar en directo y se fue de gira. En realidad, al menos desde fuera, parecía que Interpol, después de un decenio juntos, estaban prácticamente disueltos. "No hemos hablado de eso, la verdad. En concreto, yo nunca me planteé dejar Interpol. Lo que había en mi disco en solitario eran canciones muy antiguas, algunas tenían más de 10 años. No sé qué pasará en el futuro, no hemos hecho ningún plan. Pero a mí particularmente este periodo me vino bien, porque me ha costado mucho menos componer y cantar que en los discos anteriores. Esta vez no he tenido estrés".

Es verdad que ahora tienen menos presión. En parte porque las expectativas comerciales del tercer álbum, el disco que debería haberles sacado del pelotón de los revisionistas del pospunk británico de los ochenta y colocarles en el camino de sucesores de U2, no se cumplieron. Ahora parecen conformarse con ser teloneros de los irlandeses. Esta semana se publica, en un sello independiente, su cuarto álbum, que lleva el nombre de la banda. Una vuelta a los orígenes, dice el vocalista. A Turn on the bright lights, su primera grabación, de 2002, un disco incluido en muchas de esas listas de "lo mejor de la década". "En cierto sentido me siento veterano. Aunque aún somos jóvenes. Y lo bueno de la veteranía es que, aunque no seas un fan de Interpol, yo creo que el público nos reconoce como un grupo serio. Llevamos tiempo, tenemos un catálogo… hay un cierto respeto". Algo fundamental para Banks. "Me molestaban tanto las comparaciones que hacían, llevaba tan mal las críticas malas, que ya no leo nada de lo que se escribe sobre nosotros. Antes me costaba, pero ya aprendí. Ahora me es muy sencillo hacerlo".

Interpol esta editado en Nuevos Medios. Interpol actúan el 26 de septiembre en San Sebastián (como teloneros de U2), el 28 en Granada, el 30 en Sevilla (también con U2), el 1 de octubre en Santiago, el 5 en Bilbao, el 13 de noviembre en Madrid y el 14 en Barcelona. Síguenos en nuestro blog

<b>De izquierda a derecha, Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino, componentes del grupo Interpol.</b>
De izquierda a derecha, Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino, componentes del grupo Interpol.

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