Tocata y fuga en Rodiezmo

Tanto a Cándido Méndez, secretario general de la UGT, como a Alfonso Guerra, diputado del PSOE, les costó alzar el puño cuando sonó La Internacional, al cierre del acto sindical de Rodiezmo. Y es comprensible, porque debe de ser esquizofrénico debatirse internamente frente a unos ideales que pisotean las políticas aplicadas por el Gobierno que sustenta el partido político al que ambos dirigentes pertenecen. Y más aún cuando, a sabiendas de esto, tanto uno como otro tienen que mantener el carné del PSOE, ya no se sabe si por convicción o por tradición.

Lo insultante es que Alfonso Guerra diga que "frente al poder injusto y desigual de los mercados, que limitan el poder de los Gobiernos, no hay mejor palabra que el socialismo". Aunque no se equivoca, porque el socialismo que él representa solo ha enfrentado a los mercados palabras huecas.

Lo que se calla, sin embargo, es que ese socialismo que hoy gobierna España ha cedido a los mercados una de las reformas laborales más lesivas de nuestra reciente democracia, que él ha votado en el Congreso. Lo insultante también, por tanto, es que el secretario general de la UGT haya invitado a uno de esos diputados que han hecho posible esta reforma que tanto odia Méndez como para convocar una huelga general. ¿A qué juegan?