Le llaman Ilyasova
Perseguido por la polémica, el pasaporte y la edad, el ala-pívot entra en ebullición con Turquía
¿Es Arsen Ilyasov el verdadero nombre de Ersan Ilyasova, el ala-pívot de Turquía? ¿Cuál es su verdadera edad, 23 o 26 años? ¿Turco o uzbeco? Para comprender al enigmático jugador de la selección otomana, uno de los líderes sobre la pista de un equipo que anoche alcanzó los cuartos tras arrollar a Francia (95-77), hay que escuchar su polémica historia.
En 2002 fue denunciada en Tashkent, la capital de Uzbekistán, la desaparición de un joven llamado Arsen Ilyasov, nacido en 1984. Un mes después, en Eskischir, Turquía, un hombre acudió al registro civil para confesar un sorprendente despiste. Se había olvidado de registrar a un hijo que tenía entonces ya 15 años. Se llamaba Ersan Ilyasova y había nacido, dijo, en 1987. Del uzbeco Ilyasov nunca más se supo, mientras que el turco Ilyasova resultó ser un prometedor jugador de baloncesto que maravilló en el Europeo cadete de 2003 en Madrid y el Europeo sub 18 del año siguiente, actuaciones que le sirvieron para llamar la atención de los ojeadores y asegurarse el futuro: los Milwaukee Bucks consiguieron sus derechos para la NBA y en 2005 le mandaron a la Liga de Desarrollo en Tulsa.
Figura entre los mejores reboteadores y tiene un 60% de acierto en triples
La federación de Uzbekistán denunció que ese talentoso jugador era un farsante que se imponía con tal facilidad a sus rivales en los torneos juveniles porque era tres años mayor de lo que decía. Ese es Ilyasov, y su pasaporte es falso, aseguraban. El asunto llegó a la FIBA, que archivó la denuncia por falta de pruebas contundentes. La verdadera identidad del chico la conocen él mismo y pocos más. Su pasaporte dice que es turco; el perfil de la FIBA, que nació en Uzbekistán.
El caso es que Turquía reconoce en Ilyasova a uno de los suyos, uno de los estandartes de un conjunto aguerrido y avasallador que aguarda en cuartos a Eslovenia. Si Turkoglu y Tunçeri son los capitanes, Ilyasova habla con la pelota. En una y otra canasta. Figura entre los mejores reboteadores del torneo y su acierto en los triples ronda el 60% -el mejor español es Garbajosa, con un 55%-. Contra Grecia, por ejemplo, enchufó los seis que lanzó. De 2,08m, puede jugar de tres o de cuatro, defiende, corre, anota y grita. Tanjevic, el seleccionador de Turquía, le emplea habitualmente como pívot, de modo que por su habilidad para jugar por fuera es difícil de marcar. Los turcos han descubierto que el chico tiene sangre caliente y le ven como el futuro líder de la selección cuando el gran Turkoglu deje el puesto.
Ilyasova es un personaje enigmático, de eso no hay duda. Juega con unos largos calcetines hasta casi las rodillas, y con una máscara protectora que acrecienta su misteriosa personalidad. En el Barcelona (2007-09) le recuerdan como un tipo muy profesional, familiar (casado, una hija), pero distante y muy introvertido. Su etapa azulgrana fue la noche y el día. Llegó con la losa de cubrir la marcha de Navarro a la NBA, como fichaje de Savic después de un año en Milwaukee, pero Dusko Ivanovic no le dio bola. El año siguiente se transformó y se convirtió en una pieza clave para ganar la Liga con Xavi Pascual, que apreció su "gran calidad". Los Bucks le mandaron de vuelta a la NBA: 10,4 puntos y 6,4 rebotes de media el curso pasado.
En un torneo desangelado de grandísimas estrellas, Ilyasova es una fantástica noticia. Su imagen aparece en grandes pósters por la ciudad. Turquía tiene fe en Turkoglu y en él para hacer algo grande en su Mundial. Si ambas selecciones avanzan, Ilyasova se cruzará en el camino español en semifinales. Curioso: ayer, en el marcador electrónico del pabellón, el nombre de Ilyasova no aparecía completo. Era un poco largo. Solo podía leerse Ilyasov.
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