Un caballero de la vieja escuela

Robert Swannell, de 59 años, nuevo presidente de la cadena de grandes almacenes británica Marks & Spencer, es un clásico ejecutivo de la vieja escuela, siempre ataviado con trajes de corte impecable, discreto y caballeroso, y convencido de que el trato humano sigue siendo la mejor arma en el mundo de las finanzas. En definitiva, la antítesis de la imagen agresiva que hoy proyectan los tiburones de la City londinense.

Detrás de las suaves formas de este antiguo contable y abogado, que inició su carrera empresarial en 1977 de la mano de Schroders y prosiguió en la división de inversiones bancarias de Citigroup, se esconde un hábil negociador que ha estado implicado en algunas de las grandes batallas corporativas de los últimos años. Fue Swannell quien asesoró a la misma firma en la que ahora desembarca, Marks & Spencer, para frustrar el intento de compra por parte del magnate Philip Green, propietario de la cadena rival Topshop. O el consejero del multimillonario ruso Román Abramóvich a la hora de adquirir el club de fútbol Chelsea, uno de los grandes de la liga inglesa.

Su buen carácter puede ayudar a restablecer los puentes con la City

Hace dos años, Swannell abandonó la vicepresidencia de City Group Europa -si bien retuvo el puesto de asesor del banco- para encabezar el gigante del negocio de la música HMV, de cuyos productos se confesó gran cliente para sorpresa de muchos. Porque Swannell no encarna esa personalidad arrolladora de la que sí está dotado sir Stuart Rose, a quien va a sustituir como presidente en M&S, en un nombramiento que según los analistas tiene un amplio calado estratégico. El carácter conciliador del nuevo hombre fuerte de la compañía puede contribuir a restablecer los puentes con la City y con unos inversores críticos con la gestión de Rose en los últimos tiempos. Su experiencia en cerrar acuerdos sugiere además que Marks & Spencer no descarta hacer alguna adquisición o bien que teme ser de nuevo objetivo de una operación hostil.

Swannell asumirá la dirección ejecutiva de la empresa el próximo octubre y la presidencia tres meses más tarde, un trabajo que le reportará 450.000 libras anuales. Aunque la cifra no sea nada despreciable, está muy alejada de las 875.000 libras que percibía sir Stuart Rose, y eso después de haber aceptado un recorte del 20% del sueldo para estar en sintonía con los actuales tiempos de crisis.