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Rajoy lleva al Congreso la propuesta de que gobierne la lista más votada

El líder del PP marca a Feijóo el objetivo de sumar las cuatro diputaciones

Ser el partido más votado y quedarse sin gobernar se ha convertido en una auténtica obsesión para el PP. Carente de aliados posibles, los populares no desaprovechan ocasión de reivindicar el supuesto derecho a presidir gobiernos allí donde son la lista más votada, sobre todo cuando se acercan elecciones municipales. En Galicia, donde un pacto entre el PSdeG y el Bloque los dejó fuera de la Xunta en 2005 y aún les mantiene alejados de las alcaldías relevantes, Mariano Rajoy desempolvó su vieja propuesta: que gobierne quien logre más apoyos en las urnas. La llevará, anunció, la próxima semana en el Congreso de los Diputados, a modo de reforma de la Ley Electoral.

La propuesta no fue ni insinuada por el PP en la subcomisión del Congreso que acaba de aprobar la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg). Ayer, en cambio, constituyó el gran anuncio en clave gallega del discurso de Rajoy en el castillo de Soutomaior, el lugar elegido una vez más por el presidente del PP para iniciar el curso político. Es una iniciativa, dijo, "para que sea alcalde el que elija la gente", es decir, "el que obtenga más apoyo" de los ciudadanos.

El titular de la Xunta llama al BNG "impositivo" y al PSOE, "seguidista"

La posible reforma regresa a escasos nueve meses de las municipales, donde el gran reto del PP de Alberto Núñez Feijóo, le apuntó Rajoy, debe ser "conseguir las cuatro diputaciones [en la actualidad gobierna en las de Pontevedra y Ourense] y tener mayoría en más Ayuntamientos". Con la consecución de las alcaldías no se comprometió el líder del PP, consciente de las dificultades que los pactos PSdeG-BNG suponen para sus candidatos.

A Rajoy le entraron las prisas por aprobar la reforma de la ley antes de las elecciones de mayo. "Hay tiempo, en media hora se aprueba", dijo, aunque aventuró que con su propuesta se verá "cómo se retrata el PSOE". Pese a la inminencia de las municipales, la clave estatal predominó en el discurso del presidente del partido, como si intuyera que se acerca la hora de reemplazar al Gobierno de Zapatero. El ambiente se reflejó incluso en el reparto de las sillas del público, con los principales candidatos desplazados de los lugares de honor por conselleiros y cargos políticos.

Ante los alrededor de 1.000 simpatizantes y dirigentes que seguían su intervención, Rajoy

felicitó al presidente de la Xunta por "poner fin a los líos" del bipartito y por los "éxitos del año jacobeo". Éxitos logrados, afirmó, "sin ayuda ni promoción del Gobierno", a cuyo presidente le recordó su "obligación de venir al menos un día". En realidad, Rajoy estaba recogiendo un guante que le tendió Feijóo, que le precedió ante el atril de los oradores. El presidente de la Xunta y del PP de Galicia reivindicó el Xacobeo como uno de sus tres grandes logros, junto con la fusión de las cajas y el diálogo social. Y subrayó el mérito de hacerlo "sin el apoyo del Gobierno central".

Trató de resumirlo en una frase, que extendió a la reforma del sistema financiero: "Zapatero no ha pisado Galicia, pero a veces intenta pisotear el éxito del Xacobeo y el de la fusión". "Ni en la apertura de la Puerta Santa, ni en el Día de Galicia, ni en ningún tramo de los más de 1.000 kilómetros del Camino de Santiago, ni en la ofrenda del Apóstol hemos visto por aquí al presidente del Gobierno", reprochó.

Al igual que Rajoy, el presidente del PP gallego encontró un flanco en las primarias del PSdeG. "Que no olviden que después viene la secundaria", bromeó, antes de concluir que los candidatos socialistas de Vigo y Pontevedra, donde existe la posibilidad de que se confronten dos listas, "no gustan a la mayoría de los militantes". "Da igual, porque salga el que salga, perderá las elecciones, y siempre mandará el BNG".

Trató Feijóo en la misma línea de dibujar a un PSdeG a las órdenes de los nacionalistas. Por ejemplo, en el caso del decreto del uso del idioma en las aulas, que ha llevado al BNG a llamar a la insumisión a los profesores a los que se obligue a hablar en gallego. Esa propuesta es "un comportamiento impositivo", que está acompañado del "seguidismo" de los socialistas. Feijóo reivindicó "el derecho de los niños a formarse en libertad".

"Se equivocan aquellos que quieren llenar las aulas de ideología", aseveró. "¿Qué opinarían si el profesor que tiene que dar la clase en gallego la diera en castellano?", interpeló a la oposición, para defender a continuación que "una sociedad bilingüe como la gallega pueda hablar en libertad los dos idiomas que tiene en las aulas".

Feijóo se dirigió a Rajoy como "un valor seguro y fiable", en contraposición con un Zapatero al que reprochó la lista de parados "más numerosa de Europa", y acusó al Gobierno de negociar los Presupuestos Generales del Estado de 2011 para "cuadrar las cuentas a costa de las arcas autonómicas y locales".

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