"Es duro ver así a nuestro Valentino"
Nadie da por muerto a Rossi, que ahora habla de recuperarse "psicológicamente"
Valentino Rossi no soportaba estar tirado en la cama de su casa en Tavullia mientras el mundo seguía girando. Volvió a subirse a la moto mucho antes de lo que le recomendaron los médicos, apenas un mes y medio después de destrozarse la tibia y el peroné en Mugello, en la cuarta carrera del año. ¿Por qué? ¿Se equivocó? ¿Volverá a ganar alguna carrera en 2010? ¿Su mito se apaga? Seguro que no. Alguien como él no se arriesgaría a cambiar la fábrica ganadora por la romántica idea de ganar un Mundial con una marca y un equipo italiano, Ducati, si no creyera poder hacerlo.
Pero todos se preguntan qué le ocurre. ¿Por qué se cae? ¿Por qué no va rápido? ¿Por qué no ha vuelto a ganar? "No sé la última vez que me caí dos veces en el mismo día, pero seguro que fue hace muchos años, quizá en los noventa!", bromeaba el italiano la semana pasada en Indianápolis. Se fue al suelo tres veces, una por cada entrenamiento libre. Algo insólito. "Rossi volvió demasiado pronto", explica Lin Jarvis, jefe de Yamaha; "no está bien físicamente. La pierna no le da tantos problemas como la espalda. Sufría tanto del hombro derecho que empezó a forzar el izquierdo. Ahora le duelen los dos". "No está al ciento por cieto", le secunda Davide Brivio, jefe de Ducati.
Todos se preguntan qué le ocurre. ¿Por qué se cae? ¿Por qué no va rápido? ¿Por qué no ha vuelto a ganar?
Lorenzo: "Cuando no te salen las cosas bien y crees que vas al límite, te preguntas por qué no vas rápido. Y, si ya vas al límite, empiezas a estar más nervioso, fuerzas más y te caes"
El propio Rossi lo reconoció ayer: "Todavía tengo que ponerme a punto, física y psicológicamente". "¡Es la primera vez que escucho a Vale utilizar la palabra psicológicamente!", se sorprende el periodista que le entrevistó, Alberto Porta, que le conoce bien.
"Rossi estaba bajo presión y por eso se cayó en Mugello", dice el ex piloto Randy Mamola; "ante el empuje de Lorenzo terminó convirtiéndose en una víctima de sí mismo: ¿de quién fue la idea de levantar un muro en el taller de Yamaha?, ¿quién hizo el ultimátum 'o él o yo'? Fue Rossi. Se sentía fuerte. Pero, tras las tres primeras carreras de 2010, perdió esa confianza. Los pilotos se crecen con la presión. Pero destrozarse la pierna fue demasiado".
¿Por qué volvió antes de lo recomendado? "Porque quería demostrar a Yamaha que se habían equivocado al escoger a Lorenzo. Pero seguramente pensó que sería mucho más fácil de lo que está siéndolo. Y es duro ver así a nuestro Valentino. Sí, nuestro Valentino, porque durante muchos años ha sido el preferido de todos. Creo que no ganará ninguna otra carrera este año", añade Mamola.
La desesperación al ver a su compañero de equipo dominar con semejante autoridad el campeonato desesperó a Rossi, que incluso confesó que, tras la lesión, su equipo utilizó los datos de los reglajes de Lorenzo para ponerle a punto la moto.
"Cuando no te salen las cosas bien y crees que vas al límite, te preguntas por qué no vas rápido. Y, si ya vas al límite, empiezas a estar más nervioso, fuerzas más y te caes", explica Lorenzo. ¿Tiene miedo Rossi tras su caída en Mugello? "En Sachsenring [a su regreso] y en Laguna Seca sí ocurrió, fue mucho más cauto. Pero en Brno ya no", opina Brivio, que resta importancia a las caídas el fin de semana pasado. "Yo le veo tranquilo a pesar del casco", puntualiza. Rossi ha estrenado casco en Misano. Lleva un despertador. ¿Qué significa? "Despierta, espabila", cuenta Brivio. Pedrosa cree que más pronto o más tarde volverá a ganar: "Es un piloto al que nunca puedes dar por muerto. Lo más inteligente es pensar así".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.