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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La parte del juez

Javier Vallejo

¿Qué es la verdad? ¿Cómo desvelarla y poner al impostor en su sitio? En buena parte de su narrativa, Heinrich von Kleist, poeta romántico, idealista y suicida, nos muestra que las apariencias engañan y lo que cuesta quitarse la venda. En El juicio de Dios, por ponerse a investigar la muerte de su esposo, una joven es acusada por el verdadero asesino. La protagonista de La marquesa de O, embarazada sin haber conocido varón, es repudiada por sus incrédulos padres.

En su farsa El cántaro roto, Kleist pone en solfa el sistema judicial a través de Adán, magistrado cuyo nombre explica su debilidad por Eva, la hermosa joven cuya madre viene a pedirle justicia porque alguien rompió un valioso cántaro, metáfora de su virginidad recién perdida. Adán, juez y parte, y Eva, avasallada, son, resumidamente, la humanidad mal avenida.

LA FIESTA DE LOS JUECES

Versión de Ernesto Caballero de una obra de Kleist. Intérpretes: Santiago Ramos, Juan Carlos Talavera, Jorge Martín. Dirección: E. Caballero. Teatros del Canal.

Del 1 al 26 de septiembre.

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En La fiesta de los jueces, Ernesto Caballero convierte la farsa original en teatro dentro del teatro: hace que unos magistrados contemporáneos nuestros la interpreten en el curso de un acto público. Es una manera de agudizar los paralelismos jocosos entre la justicia antigua y la de hoy. Su espectáculo salta de seguido (a la manera del Ubú de Boadella), de la sátira actual al sainete decimonónico, a veces abruptamente. Hay transiciones que necesitan todavía un buen engrase, y alusiones políticas y judiciales insuficientemente afinadas.

Los arquetipos de los magistrados están perfilados de un solo trazo (el conservador, el progre, la opusdeísta o similar...), dentro de una sátira inocente veteada de referencias a Garzón, entre otros. Caballero se ha dejado esta vez el bisturí en casa: su sorna no abrirá heridas. Santiago Ramos, el protagonista, hace más de lo que su papel requiere: anda sobrado de energía. Juan Carlos Talavera está inteligentemente conciso, repartiendo juego incluso de espaldas, en el doble papel de ese inspector a lo Gogol que llega para remover el desorden instaurado y del elocuente magistrado de filiación socialista. Jorge Mayor, Rosa Savoini, Karina Garantivá y Jorge Martín resuelven eficazmente sus breves momentos estelares.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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