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La lenta salida de la crisis

Las Bolsas sorprenden con un tirón inesperado por la fe en la recuperación

Las grandes plazas mundiales suben del 2% al 4% por la mejoría de la industria en EE UU y China - El Ibex avanza el 3,5% y cae la prima de riesgo española

Claudi Pérez

Lo llaman sentimiento contrario. Cuando el pesimismo se instala en los mercados, cuando la economía parece ir de mal en peor, cuando cada noticia anticipa la próxima plaga bíblica, las Bolsas echan mano de cualquier cifra amable y protagonizan una subida fulgurante. Y prácticamente inexplicable, atendiendo simple y llanamente a los datos estadísticos. Estados Unidos y China sacaron ayer músculo industrial y eso bastó para que las Bolsas de todo el mundo -desde Sidney a Wall Street- se dieran un festín, tras varias semanas a la baja y con todas las habituales casandras augurando una segunda recesión en la economía mundial. Los mercados tienen esas vicisitudes.

Las Bolsas europeas subieron entre el 2% y el 4%. Las asiáticas algo menos, pero también a gran velocidad. Y Wall Street protagonizó la mayor subida de las últimas semanas, del 2,5%. ¿La razón? Una mixtura de datos positivos pero también negativos, de los que los inversores sacaron las ganas de comprar. Básicamente, los índices manufactureros de Estados Unidos y China subieron, especialmente el norteamericano, cuando ya parecía que los problemas se habían instalado en aquel lado del Atlántico. Además, Australia anunció que su economía creció el 1,2% en primavera, el mayor ritmo en tres años. Apenas nada más.

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Las Bolsas prefirieron obviar que ese mismo índice manufacturero bajó en Europa y que el sector privado de EE UU sigue destruyendo empleo a toda velocidad. Dio igual: la industria mejora en la fábrica del mundo (China) y en la primera potencia económica, EE UU. Por el momento, eso parece suficiente para recobrar la fe en la recuperación económica después de los últimos tiempos de desconfianza y desasosiego ante una eventual recaída.

Los inversores llevan meses huyendo del riesgo y acumulando récords en las guaridas habituales en tiempos de zozobra económica: el franco suizo, el bono alemán, el bono estadounidense, el oro y demás activos refugio han roto todas las marcas en las últimas semanas. Pero ayer volvió el apetito por el riesgo. La prueba es que subió la rentabilidad que Alemania y EE UU pagan por su deuda pública, ante el trasvase de dinero desde ese mercado hacia las Bolsas. Y que subió el euro, más asociado al riesgo que el dólar.

La Bolsa tiende a protagonizar movimientos espasmódicos, y los analistas prefieren esperar para ver si las fuertes alzas de ayer se consolidan. Sobre todo en septiembre, un mes históricamente difícil para la renta variable. "No hay datos económicos fiables tras esta subida: esta misma semana se conocerá el dato del paro en EE UU, y a lo largo del próximo mes empezará a verse si la recuperación se afianza en otoño o si hay que creer a los agoreros que vaticinan una nueva recesión. Pero puede bastar un dato menor para que los mercados se den la vuelta", advertía José Luis Alzola, del Observatory Group.

La incertidumbre sobre la situación económica exige cierta cautela. La que ayer no tuvieron las Bolsas: los principales índices de Wall Street llegaron a subir el 3%, y el Ibex cerró por encima del 3,5% en una jornada excelente para España. La prima de riesgo (la diferencia entre el bono español y el alemán) bajó 12 puntos. Se aleja así el peligro de un calentón en ese mercado tras la mejoría del déficit y las declaraciones del presidente Zapatero en Pekín, con un mensaje de confianza en que las autoridades chinas sigan comprando deuda española.

Al margen de la incidencia de la recuperación industrial en la Bolsa, Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters, apuntaba a la nueva oleada de operaciones corporativas, como las protagonizadas por Intel y Sanofi, por ejemplo: "El coste de la financiación para las empresas vuelve a ser barato, nadie está invirtiendo y hay caja para comprar, por lo que proliferan otra vez las fusiones y adquisiciones". Eso sí, "en medio de una volatilidad extraordinaria por la incertidumbre sobre la situación económica, y con la sospecha de que las dificultades pueden reaparecer en cualquier momento", avisaba Santiago Carbó, de la Universidad de Granada.

ISM. Esas son las siglas del índice manufacturero (por Institut for Supply Management, una institución de Arizona que realiza una encuesta mensual sobre la situación industrial en las empresas) que protagonizó la sorpresa bursátil de ayer. Los analistas esperaban caídas en ese indicador, que sin embargo escaló proporcionando un inesperado aliento a la confianza en el sector industrial, fundamental para que la economía estadounidense, y por ende la mundial, salgan del atolladero. Sin embargo, nada ha cambiado demasiado. Las dudas siguen ahí. Los problemas son tozudos: no suelen esfumarse en un día. Y la Bolsa sólo sirve como guía con un poco de perspectiva. Especialmente con la que está cayendo.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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