Seriedad y peligro en Vista Alegre
Las Corridas Generales han recuperado este año el buen tono ganadero, con el contrapunto de cuatro graves cogidas - El nivel de los diestros ha sido bajo
Las Corridas Generales de Bilbao han sido tradicionalmente el último gran puerto de la temporada para los toreros. La seriedad del toro que salta al ruedo y la exigencia para conseguir trofeos le colocaron esa etiqueta hace ya décadas. El ciclo de este año ha recuperado seriedad y se ha hecho notar en el aumento de trabajo que ha vivido la enfermería de la plaza.
Dos matadores, Sergio Aguilar e Iván Fandiño, y dos banderilleros, El Niño de Leganés y Mario Romero, han sido operados por cornadas en el quirófano de Vista Alegre. La más grave llegó el primer día de toreo a pie: el madrileño Aguilar recibió una espeluznante cornada en la boca. Y el día 28, un mismo toro, el sexto de Puerto de San Lorenzo, envió al hospital al subalterno Mario Romero y a su jefe Fandiño.
La caída de espectadores no va a suponer un revés económico serio
Fueron momentos críticos, pero el peligro estuvo presente todos los días, como la cornada al Niño de Leganés, de la cuadrilla de El Juli, herido en la cara y en el hombro, o los sustos que se llevaron Urdiales y Rafaelillo o Curro Javier, Tejero y El Pirri entre los de plata. Bilbao ha sacado el toro serio y bien armado y los actuantes lo han pagado con sangre.
El buen tono ganadero lo han aportado los encierros de Alcurrucén y El Tajo y La Reina, estos con el déficit de astas sospechosas. Cumplieron con algún toro interesante Fuente Ymbro y Victorino, mientras que en tono menor pasaron los de El Ventorrillo, Puerto y Escolar. El fracaso lo protagonizó el hierro de Zalduendo en el cartel estrella. De martes a viernes hubo toros no aptos para Bilbao.
Si el aspecto ganadero merece un aprobado con esos matices, el suspenso es para los toreros. Pocos han estado a la altura de sus enemigos y cuando ha salido uno para abrir la puerta grande los espadas se han difuminado. Bolívar, Padilla y Castella dejaron escapar sus opciones para salir en hombros y Leandro pudo desorejar a sus dos astados.
A ellos, se suma el tono gris de las figuras. Algo dejaron El Juli, Manzanares y Ponce, pero poco. También quedaron detalles de Aguilar o Rafaelillo y se comprobó la madurez de Urdiales.
Al margen del duelo en la arena, las Corridas Generales evidenciaron que les falta calor en su puesta en escena. Los espectadores se vieron huérfanos de un programa de mano como merece una plaza de primer nivel y el día de las reses de El Tajo y La Reina lucieron sus divisas cambiadas. Son detalles que adornan lo importante, pero que demuestran cariño y afición en los festejos.
A falta de un balance económico definitivo, la menor asistencia de espectadores no parece que vaya a suponer un revés importante, pues el descenso ha sido en las localidades de sol y el presupuesto ya se había reducido.
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