Chile se pone en pie
El país andino registra su mayor alza del PIB en cinco años a pesar de los daños causados por el terremoto de febrero
Chile ha logrado encarrilar su economía después del devastador terremoto que azotó buena parte del país el pasado 27 de febrero. Los datos del segundo trimestre del año reflejan un crecimiento del 6,5% interanual, impulsado principalmente por el repunte del consumo interno, la mejora en el sector exportador y el impulso de los primeros planes de reconstrucción puestos en marcha por el nuevo Gobierno, encabezado por el conservador Sebastián Piñera. Las previsiones para este año han aumentado desde el 4% hasta el 5%.
Este dato supera largamente la caída del 1,5% del PIB registrada en 2009 -la mayor en más de una década-, fruto del impacto de la crisis internacional en la economía del país andino. La debilidad de sus principales socios comerciales -Asia, Europa y EE UU- afectó duramente a las exportaciones, principal motor de su aparato productivo. Con todo, a finales del año pasado comenzaron a verse los primeros síntomas del despegue gracias a la recuperación de los mercados asiáticos y al impulso del gasto público.
El consumo y las exportaciones revitalizan la economía
No obstante, el terremoto -uno de los cinco más potentes de la historia mundial- retrasó el despegue. El sismo afectó a tres regiones del centro-sur del país, donde se sitúan industrias de madera, celulosa y derivados pesqueros, responsables del 16% del PIB y cerca del 9% de las exportaciones. El desastre natural también generó elevados costes de reconstrucción, cifrados por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en 8.400 millones de dólares entre los años 2010 y 2013, dato inferior a los 24.000 millones que el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) estimó pocas semanas después del terremoto. El baile de cifras se produce porque el Ejecutivo no ha presentado todavía un plan oficial con el impacto del sismo en los presupuestos.
Precisamente el gasto público se está convirtiendo en uno de los principales focos de atención de la economía local en estos momentos. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, anunció hace pocas semanas que Chile cerraría 2010 con un déficit estructural del 1,2%, equivalente a un déficit del 6% del PIB. Durante la última década, Chile se ha caracterizado por un riguroso orden fiscal que se ha visto vulnerado estos dos últimos años debido a los menores ingresos tributarios y ahora por los costes del terremoto. En 2009, el déficit fue del 4,5%, equivalente a un déficit estructural del 0,9%.
La otra gran preocupación sigue siendo el desempleo, que cerró 2009 en el 9,7% de la población activa. No se esperan grandes variaciones durante los próximos dos años y probablemente no baje del 9% hasta el año 2012, cuando termine de reconstruirse el tejido productivo del país. Pese a ello, las perspectivas siguen siendo favorables, ya que el consumo se ha reactivado con tasas de crecimiento cercanas al 20% durante el segundo trimestre. Del mismo modo, las previsiones de la OCDE apuntan a un alza del 3,9% de las exportaciones este año después del un retroceso del 5,6% en 2009.
En este contexto, el Banco Central evalúa subir la tasa de interés, que actualmente se encuentra en el 2%. En plena crisis económica, el instituto emisor redujo los tipos hasta el 0,5% desde el 8,2% registrado en septiembre de 2008. -
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