La irresistible seducción del lado oscuro
Vampiros, hombres lobo, ángeles caídos, zombis, fantasmas, hechiceros... siempre han habitado en las librerías. A veces silenciosos. A la espera. Ocupando unas pocas baldas en un rincón de la tienda. Objeto de deseo exclusivo de adictos a la fantasía más oscura. Pero ha llegado su momento. Las criaturas del submundo han salido a la luz y tomado los lugares privilegiados de las librerías y conquistando al gran público. En el origen, este último resurgimiento está en la saga Crepúsculo (Alfaguara), de Stephenie Meyer, editada en España en 2005. El vertiginoso fenómeno que desencadenó astronómicas cifras de ventas y beneficios, y la casi inagotable capacidad de explotación del producto puso los dientes largos a las editoriales. Si el público no quería muertos, ellos les saciarían con un catálogo de monstruos. Una oferta que se amplía al mezclar lo fantástico con otros géneros, de novela erótica a negra, pasando por la reinterpretación de los clásicos. Y al incorporar a escritores de no ficción a su nómina de autores.
Es una fiebre oscura que enajena a editoriales y lectores. Y lo hace mediante amores imposibles, violencia, la eterna lucha del bien contra el mal y la recreación de unos mundos paralelos y tenebrosos, siguiendo el ejemplo de lo que J. R. R. Tolkien hiciera en 1954 con El Señor de los Anillos. El primer gran fogonazo internacional de la temporada lo dará Cornelia Funke con Carne de piedra (Siruela), primera parte de su trilogía Reckless. A continuación los elementos que conforman el fenómeno a través de los títulos que han ayudado a auparlo y de aquellos que vendrán a consolidarlo.
Ángeles
Ni asexuados, ni inocentes. El ejército de criaturas celestiales que ha desembarcado en las librerías no conoce la misericordia, pero sí la pasión. Y, además, amenaza con arrebatar el trono de la fantasía a los chupasangres. La prueba es que Anne Rice, creadora de la saga superventas Crónicas vampíricas, ha cambiado los colmillos por las alas en su última novela, La hora del Ángel. Ediciones B publicará en España el 15 de septiembre esta historia sobre la búsqueda de la salvación, primera entrega de una serie bautizada como Canciones de Seraphin. El resurgimiento de los querubines comenzó hace un año con Angelology (Planeta), de Danielle Trussoni. Will Smith ya ha comprado los derechos para llevar al cine esta novela, traducida a 32 idiomas y protagonizada por los nefilim, fruto de la unión entre un hombre y un ángel. La trilogía de Cassandra Clare, Cazadores de sombras (Destino) -cuya precuela, Ángeles mecánicos, se publicará en noviembre-, también se centra en estos seres tan terriblemente bellos como crueles. Un poco más edulcorados son los ángeles de Oscuros (Montena), condenados a no poder estar nunca juntos. Y, ya diabéticos, los de Halo (Roca), que sale a la venta el 30 de agosto. Su escritora, Alexandra Adonetto, de tan solo 17 años, recrea un romance entre una ángel novata y el chico más guapo del instituto.
Amor imposible
"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte". Desde que Drácula le susurrase esta frase a su amada en la obra homónima de Bram Stocker quedó claro que ningún amor es tan profundo como el amor de ultratumba. Puede que los protagonistas de estas novelas sean muertos vivientes o no tengan alma, pero se enamoran: entre sí o de humanos. Aunque siempre hay un obstáculo que salvar. Como en la tetralogía Medianoche (Montena), donde uno de los miembros de la pareja protagonista es un vampiro y el otro un cazador de vampiros. El amor es tan o más importante que la fantasía dentro del argumento de estos títulos. Por algo uno de los subgéneros más importantes que componen este fenómeno se denomina "romance paranormal".
Hombres lobo
El escritor Plinio El Viejo (siglo I) ya recogía en uno de sus textos la historia de un licántropo. Esta animalización del hombre ha estado presenten en el folclore de gran cantidad de culturas y hoy ocupa su hueco entre los monstruos fantásticos. Presente en obras míticas como El ciclo del hombre lobo, de Stephen King, ahora conquistan en su versión más adolescente. Un buen ejemplo de este éxito es Temblor (SM), de Maggie Stiefvater. La historia de una chica que, tras ser atacada en su niñez por una manada de lobos, se enamora de un licántropo. Ha permanecido en la lista de las novelas más vendidas de The New York Times durante 10 semanas y se va a llevar a la gran pantalla. La segunda entrega de la serie, Rastro, se publica el 27 de septiembre. El hombre lobo también aparece como secundario de lujo en obras como Harry Potter o Cazadores de sombras. Y, como tercero en discordia, en la omnipresente Crepúsculo.
Magos
Hace ya trece años que se publicó la primera de las siete novelas que componen la saga de Harry Potter. La hipótesis de que, junto al mundo real, existe otro paralelo y mágico, con su propio Gobierno, escuelas y periódicos (híbridos entre el papel y el iPad) enganchó a millones de lectores y llenó las librerías de novelas fantásticas con carga tenebrosa para niños, un género relegado hasta ese momento a las baldas más escondidas. Desde entonces, los conjuros triunfan. Para muestra, dos botones. Por un lado, La guerra de las brujas, de Maite Carranza, que ya se ha traducido a 14 idiomas. Por otro, Hermosas criaturas (Espasa), que está ambientada en el sur de Estados Unidos y cuenta la historia de una poderosa hechicera adolescente. Elegida mejor novela juvenil de 2009 en Amazon, Warner Bros prepara ya la adaptación al cine. Su continuación, Hermosa oscuridad, llegará a finales de año.
La muerte
Es un protagonista más en estas novelas, aunque se presenta de formas diversas. Hay interpretaciones infantiles, naif, como en Ghost girl (Alfaguara), donde una niña muerta vive sus aventuras entre las dos orillas de Hades. Otras brutales, fruto necesario de la violencia que vertebra el argumento de algunas novelas, especialmente las de zombis. Pero también abunda la aproximación más sentimental, esa que ahonda en la pérdida, que expone el vacío y la desolación sin falsos romanticismos ni almidones. Porque en muchos de estos títulos la lucha del bien contra el mal (hombres contra hombres lobo, magos buenos contra magos oscuros...) no solo se cobra la vida de despreciables enemigos y camaradas cuasi anónimos que aparecen en escena con el único fin de desaparecer asépticamente después. Sobre los personajes principales pende siempre la amenaza de la muerte, amenaza cumplida en no pocos casos. Los fans de Harry Potter aún recuerdan el drama del asesinato de Dumbledore. Y en el reverso de esta moneda, la inmortalidad, o más exactamente, la perdurabilidad eterna, característica de muchas de las criaturas fantásticas: zombis, ángeles, vampiros, fantasmas. Esa que es don y castigo al mismo tiempo. Esa que provoca admiración y compasión en el lector.
Superpoderes o poderes paranormales
¿Se imagina que pudiera leer la mente como la protagonista de la última novela de Stephenie Meyer, La segunda vida de Bree Tanner (Alfaguara)? Quizá le gustaría más dominar las aguas como a Percy Jackson, hijo de Poseidón y personaje central de la serie homónima de Rick Riordan, cuya quinta, El último olímpico, verá la luz en España antes de que termine el año de la mano de la editorial Salamandra.
¿O tal vez preferiría que todo lo que escribiese en su diario se hiciese realidad? Eso es precisamente lo que le sucede a Alma en Oscuridad (Roca), primera parte de la trilogía My Land, de Elena P. Melodia.
El segundo capítulo se espera para la primavera de 2011. A cualquier lector le gusta ponerse en la piel de personajes que no se someten a las leyes de la naturaleza. Aunque estas supercapacidades tengan su reverso oscuro. Porque hay cosas mejores que morder, fulminar y desgarrar.
Vampiros
Todo empezó en 2005 con una madre mormona de Phoenix (Estados Unidos). Stephenie Meyer escribió Crepúsculo (Alfaguara), la historia de Bella, una chica un tanto retraída que se enamora de Edward, uno de los alumnos más populares del instituto, que resulta ser -afortunadamente para ella- un vampiro vegetariano. Una serie de cinco novelas románticas pasadas por el tamiz de lo paranormal que ya ha vendido más de 100 millones de ejemplares en todo el mundo y que está siendo llevada al cine. Eclipse, la tercera y última película hasta el momento, recaudó 30 millones de dólares (casi 27 millones de euros) el día de su estreno en Estados Unidos. Unas cifras que dan idea de la magnitud del fenómeno y que ponen los colmillos largos a los editores del mundo. Así casi todos los sellos se han unido a la corriente con sus propios chupasangres. Ya sean irresistibles amantes o despiadados asesinos. O ambas cosas a la vez, como en las 15 novelas de Charlaine Harris que se inspiraron de True Blood, la más exitosa del creciente grupo de series basadas en novelas vampíricas. En un goteo de sangrientos títulos que no cesa, uno de los más esperados es El Pasaje, de Justin Cronin, que Urano publicará en España el 15 de diciembre. El argumento no resulta demasiado sorprendente: científicos estadounidenses descubren que la mordedura de murciélago puede curar ciertos cánceres pero, tras hacerlo, se desencadena una epidemia vampírica mundial y solo una niña inmune puede salvarlo. Aun así la novela, que salió en junio en Estados Unidos, apunta alto: Ballantine, una marca de la editorial Random House, pagó 26,5 millones de euros por los derechos de este libro y los dos que le seguirán, y Ridley Scott va a dirigir la película basada en el primero. Guillermo del Toro, director de El Laberinto del Fauno, también apeló a las plagas de muertos vivientes en su primera novela, Noctura (Suma de Letras). Una de las grandes apuestas de la feria de Fráncfort en 2009. De cualquier forma, no hay nada nuevo bajo el sol ni bajo la luna. Anne Rice demostró que los vampiros pueden ser muy rentables hace ya 34 años con la publicación Entrevista con el vampiro. Fue el arranque de la exitosa serie Crónicas vampíricas, a la que se le sumarían nueve capítulos más hasta 2003.
Zombis
No pertenecen al mundo de los vivos ni al de los muertos, pero encajan a la perfección en el del papel. Putrefactos, poco dados a la oratoria, pero infatigables, hace un par de años intentaron suceder a los seductores y sofisticados vampiros como nuevo fenómeno literario. De momento no lo han conseguido, pero han dejado una interesante lista de títulos. Guerra Mundial Z (Almuzara), de Max Brooks, azuzó el género en 2008 con una historia de un conflicto global entre humanos y zombis.
Dos años antes, Stephen King había publicado Cell (Plaza&Janés). ¿El argumento? Todos los móviles del mundo suenan a la vez, y quien lo coge queda infectado por el virus de los no muertos. El español Maule Loureiro consiguió cierto éxito con Apocalipsis Z (Dolmen), que comenzó siendo un blog de ficción y ya tiene segunda entrega en papel: Los días oscuros (Plaza&Janés). La lista de títulos es infinita: la trilogía Zombie (Timum Mas), de David Wellington; la antología de John Joseph Adams Zombies (Minotauro); o Descansa en paz (Espasa), del escritor sueco John Ajvide Lindqvist, autor, a su vez, de Déjame entrar, la novela en la que se basó la exitosa película del mismo nombre... Los muertos vivientes se han mezclado incluso con los clásicos, dando lugar a híbridos escalofriantes, como la pionera Orgullo y Prejuicio y Zombies (Umbriel) o el Lazarillo de Tormes Z (DeBolsillo). Pero la explosión zombi no es sino el enésimo resurgir de un género que lleva décadas entre los vivos. Uno de sus títulos más famosos, La noche de los muertos vivientes, de John Russo, data de 1985 y es la adaptación de la película homónima.
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