La mejor cartelera del mundo

Fútbol y futbito. Dos velocidades, dos grandes en el horizonte y un pelotón descolgado. Nada hace presagiar que esta temporada se achique el boquete abierto entre Barça y Real Madrid respecto al resto de equipos. Más bien, los vaticinios apuntan a todo lo contrario. Los dos grandes han rebajado sus inversiones, pero aún son competitivos en el rastrillo: Villa y Adriano, en un caso, y Khedira, Özil, Canales, Carvalho, Pedro León y Di María, en el otro.

Así se presenta la Liga con mejor cartel del planeta, con 19 campeones mundiales (Reina, Silva, Torres y Cesc viven en la Premier), Messi, Cristiano, Forlán... Con el reputadísimo José Mourinho al frente de un florentinato que tenía por subalternos a los entrenadores; con Sandro Rosell, azote de Joan Laporta, uno de los presidentes más exitosos en la historia azulgrana. Con más clubes vendedores que compradores, con la descapitalización de un histórico como el Valencia, las penurias agosteñas del Sevilla y el comatoso estado de clubes como el Mallorca y el Deportivo.

Derrotadas sus estrellas en el campo, Florentino traslada el pulso a los banquillos

Rosell, poco afín al cruyffismo, debe convivir con Guardiola, un devoto

Curioso. Sandro Rosell, poco afín al cruyffismo, debe convivir ahora con Pep Guardiola, indiscutible mesías del tirón barcelonista y la escuela holandesa. En Madrid, Florentino Pérez ha sometido su neogalacticismo en favor del universo Mourinho, un salvoconducto de urgencia. El Real Madrid ya no es el Real Madrid a secas, o el Madrid de Cristiano y Kaká. Ahora hay otra púrpura: el Madrid de Mourinho, un demonio culé. Derrotado sobre el campo, donde anidan las estrellas preferidas del dirigente blanco, es hora de trasladar el pulso a los banquillos. El madridismo busca así una doble victoria: doblegado el Barça quizá se haya vencido Guardiola y ello suponga el fin de un modelo brillante y ganador. De Rosell dependerá que el sello se perpetúe o no. Por el contrario, si Mourinho no da con la pócima el Madrid se quedará sin otra apelación. Mucho más que un título en juego.

Salvo milagro, como espectadores del duelo Barça-Madrid, el segundo escalón de la Liga está abierto. El Atlético ha anclado a Forlán y Agüero, resiste Quique Sánchez Flores y ha reforzado su ala más débil, la defensa, con Godín, un seguro uruguayo, y Filipe Luis, un lateral vistoso y eficaz. Si De Gea y Domínguez se gradúan definitivamente y Fran Mérida y Mario Suárez se consolidan en el eje, el equipo rojiblanco tendrá pujanza. Entre sus previsibles rivales al segundo trono, el Valencia precisará que Soldado y Aduriz se multipliquen para tapar el agujero de Villa, y sin Silva. A falta de refuerzos significativos, Sevilla y Athletic, al igual que el club del Calderón, se han quedado con lo mejor que tenían, que ya es un éxito en estos tiempos. Luis Fabiano, Kanouté y Navas, al frente de los andaluces; Llorente y Javi Martínez, dos entronizados en Sudáfrica, aguantan en San Mamés. En Villarreal se ha apostado por un modelo mixto. Ya no es un club inversor, ahora el vivero funciona y para que la transición no sea traumática para los jóvenes, en el equipo se mantienen como puente futbolistas tan cuajados como Diego López, Gonzalo, Cazorla, Senna, Marchena y Capdevila. En Getafe buscan escalar otro peldaño, lo que ya es mucho.

A tenor de los resultados de las últimas temporadas, en esa comprometida escala entre la zona neutra y el pozo de las angustias, los picos los marcan el Málaga y el Mallorca, dos clásicos maquillados. Los malacitanos se han echado en brazos de un jeque qatarí y un ex entrenador del Oporto, Jesualdo Ferreira, un singular experimento. En Palma, al borde la quiebra, Llorenç Serra Ferrer, Michael Laudrup y la familia Nadal se las tendrán que ingeniar para salvar un naufragio. Racing, Osasuna, Zaragoza, Sporting, Espanyol, Deportivo y Almería mantienen sus proyectos y ninguno de ellos ha cambiado de técnico.

De nuevo en Primera, la Real, un bicampeón reinventado en las mazmorras de Segunda; el Hércules, bajo sospecha por un supuesto mercadeo de partidos; y el Levante, abrochado por el largo recorrido de gente como Juanfran, Ballesteros, Javi Venta, Munúa, Sergio, Del Horno, Xisco y Valdo.

En total, 19 representantes de la primera Liga con una estrella mundial. Pero una más con el título en el puente aéreo, salvo rebelión inesperada.