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La directora del Coreográfico asume que puede perder la sede

Suárez toma el mando de la danza tras 11 meses de parálisis

El conselleiro de Cultura, Roberto Varela, lo anunció ayer: "Empieza una nueva etapa para la danza gallega". Varela presentaba, junto al director de la Axencia Galega das Industrias Culturais, Juan Carlos Fernández Fasero, a la nueva directora del Centro Coreográfico Galego (CCG), Mercedes Suárez, cabeza además del último montaje del centro, sin dirección durante casi un año después de que Cultura destituyese a Natalia Balseiro en septiembre de 2009. Prácticamente paralizada la actividad del centro desde entonces - se reinició, en primavera, con Ehteria. A viaxe soñada, de la propia Suárez-, el futuro de la danza gallega precisa, en palabras de Varela, de "un salto cualitativo" y de la "apertura a todos los estilos". Por el momento, el proyecto de Suárez, cuya candidatura fue la más valorada de las 16 presentadas para dirigir el CCG, tutelará dos producciones en 2011, una en la primera mitad del año y otra en la segunda. Para este año quedan los 40.000 euros destinados a coproducciones, "entre una y tres", precisó Fasero. El plazo para solicitar el apoyo técnico y económico del CCG empieza en septiembre y la resolución se conocerá a finales de ese mismo mes. Normalmente, la convocatoria se hacía pública en abril, pero el vacío de poder tras el cese de Balseiro retrasó los trámites.

Industrias Culturais prepara un cambio en el programa de residencias

Los once meses de parálisis también marcarán la labor de la nueva directora. Suárez hereda la incerteza de un proyecto, el de la construcción de una sede para el CCG en A Coruña, que peligra después que el Ministerio de Cultura rechazase una ampliación del plazo de ejecución del edificio, que en un principio se marcó para el pasado 31 de julio. El CCG juega contra el calendario porque si el ministerio no acepta una ampliación del plazo, la Xunta perderá una subvención de 1,4 millones de euros para construir una sede fija para los coreógrafos gallegos. Pero a día de hoy, y tras varios desencuentros entre la Xunta y el Ayuntamiento de A Coruña, propietaria de los terrenos, Fasero no se atreve a asegurar qué sucederá con el proyecto. "Bien el terreno no es del Gobierno autónomo, bien la subvención queda en el aire", resumió el director de Industrias Culturais, que echó balones fuera y responsabilizó al Ministerio de la suerte del proyecto. "Tener una sede permanente es una gran oportunidad para la danza, pero también hay que tener en cuenta los tiempos en los que estamos", aseguró. "La danza está abandonada en todas partes, y lo que tenemos ahora es maravilloso", secundó Suárez, que admitió que la creación de un espacio fijo "no es lo más importante".

Lo que si marcararon Fasero y Suarez como una prioridad fue la formación y el rediseño del programa de residencias, que pone en contacto a profesionales gallegos con coreógrafos de otros países. "Al modelo actual no le vemos beneficios para los artistas", declaró Fasero.

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