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Reportaje:

Santiago es una ciudad Almodóvar

El rodaje de 'La piel que habito' se adueña del casco histórico compostelano

Susi Sánchez camina bajo la lluvia con un vestido morado de Diane von Fürstenberg y aguanta un primer plano sin abrir el paraguas grana que lleva colgado del brazo. Mira fijamente a la cámara, con rostro severo, y en la calle San Clemente no se escucha ni un alma hasta que uno de los operadores rompe la magia del cine con un enérgico "¡corten!". Así comenzó ayer el rodaje de La piel que habito, con un Pedro Almodovar sonriente y poco hablador, que se dejó ver por esta conocida rúa santiaguesa desde las 10.37 horas, mientras su equipo convertía el instituto de enseñanza secundariav en cuartel de la Guardia Civil, con los carteles de "Todo por la patria" y el escudo del cuerpo.

El director manchego lleva una década madurando su decimoctavo proyecto cinematográfico y ha llegado a escribir hasta nueve versiones diferentes de esta historia de terror basada en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet, donde se narra la venganza de un cirujano plástico contra el hombre que violó a su hija. Nada podía quedar en manos del azar y, para evitarlo, se desplazó hasta Compostela a principios de agosto para dar el visto bueno a las localizaciones.

El propietario del bar Carballeira se enfrentó al equipo por cerrar su terraza
San Clemente se convirtió en un cuartel de la Guardia Civil

"La productora El Deseo ya se había puesto en contacto con nosotros a mediados de julio para pedirnos un par de escenarios y les propusimos los institutos Rosalía de Castro y San Clemente, el cuartel de la Policía Local que está en los bajos del Ayuntamiento, la Rúa Nova y un local de la Rúa do Vilar donde se ubicaba la antigua oficina de turismo de la Xunta", cuenta Xosé Manuel Iglesias, el director comisionado de Santiago de Compostela Film Commission, quien asegura que el equipo continuará en Galicia hasta el jueves. "Mañana [por hoy] estarán trabajando a 14 kilómetros de la localidad pontevedresa de A Estrada, en el pazo de Oca, y acabarán pasado mañana en una carretera coruñesa de Ponte Ulla".

A este rosario de lugares había que añadirle un decorado que se mantuvo en secreto: la Alameda compostelana, donde Antonio Banderas paseó ayer su palmito a las 15.00 horas para ponerse a las órdenes del manchego después de 21 años. Desde el sábado se encuentra alojado en el hotel Rúa Villar, muy cercano a la catedral, y algunas afortunadas han podido hacerle una foto. "Lo reconocimos de casualidad, porque parecía un turista con las gafas de sol colgadas en el cuello de la camisa, y justo después nos encontramos a Marisa Paredes de compras por el casco viejo", comenta Ana, la propietaria de una peluquería de la Rúa do Vilar que se convirtió ayer en el cuartel general de la prensa cuando la productora desalojó la vía a las siete de la tarde para desencanto de peregrinos y curiosos, que les dedicaron gritos de protesta como "¡Viva la dictadura!" o "la calle es de todos", en unas fechas en las que el casco histórico de la ciudad gallega está atestado de visitantes, en pleno año Xacobeo.

Los únicos que pudieron permanecer en la zona fueron los reporteros de Informe Semanal, a los que El Deseo les ha prometido exclusividad, y un par de veraneantes que se instalaron estratégicamente en las mesas del bar Carballeira después de que el propietario se enfrentase al equipo para que respetasen su terraza. Sus clientes disfrutaron de unas privilegiadas vistas de Elena Anaya bajándose de un taxi con el escudo de la ciudad del apóstol y entrando a continuación en una falsa boutique vintage, que había surgido de la nada minutos antes, por obra y gracia de un par de escaparatistas que transformaron el local de la Xunta en una tienta repleta de zapatos y maniquíes.

El enfado de los transeuntes contrasta con la filosofía con la que se tomaron los cortes de tráfico los conductores que se toparon con la filmación ayer por la mañana en San Clemente. "Nos hemos escapado a Santiago para ver la catedral y lo último que nos podíamos esperar es que nos encontraríamos aquí con una película de Almodóvar. ¡Esto sólo pasa una vez en la vida!", exclamaba entusiasmado un sevillano que aguardaba paciente a liberarse del atasco y regresar a su hotel en Vigo.

Manuel Antón García y Elena Cajaraville, dos de los figurantes que superaron los cástins de la empresa gallega Alén Filmes, vivieron el rodaje de ayer como niños con zapatos nuevos. "No es la primera vez que me pongo delante de los focos. Ya grabé un anuncio de Aquariús, pero no hay nada como ser parte de una película como esta", declara Cajaraville, que se ha pasado más de una hora mojándose para regalar unos planos a los operadores de cámara y hoy le dará el relevo otros 193 extras en el pontevedrés pazo de Oca.

Además de estos actores aficionados, más de cuarenta personas del centenar de miembros que componen el equipo del manchego son gallegos, según ha informado la productora El Deseo.

La actriz Elena Anaya, con uno de los miembros del equipo técnico en un momento del rodaje en la Rúa do Vilar.
La actriz Elena Anaya, con uno de los miembros del equipo técnico en un momento del rodaje en la Rúa do Vilar.PATRICIA SANTOS

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