Una semana de pruebas y 60.000 viajeros sin servicio

Si la línea 2 discurre entre Cuatro Caminos y La Elipa, ¿por qué solo se pone servicio alternativo de autobuses entre Goya y La Elipa? Esa es la gran pregunta que se han hecho miles y miles de viajeros que usan a diario la roja. Según los datos oficiales, los afectados en un día laborable de agosto llegan a los 60.000 usuarios al día. La cifra se reduce a la mitad durante los fines de semana.

La respuesta de los responsables de Metro es inmediata: "El resto de usuarios de la línea 2 tiene más transportes alternativos, incluso dentro del propio metro, que los de La Elipa. Al ser una línea que transcurre por el centro tiene más autobuses de la EMT que otras líneas más periféricas". Eso no tranquiliza a los usuarios que han visto cómo un verano más, además de quedarse en agosto se han quedado sin esta línea. "Aparte de que los metros son más cortos y hay menos frecuencia de metros, tengo que buscarme itinerarios alternativos", afirma un residente en la zona de Ópera.

Los grafiteros hacen pintadas en los túneles durante las noches

Las obras están previsto que terminen esta semana. De hecho, hoy lunes debería estar terminado el grueso de todos los trabajos, de forma que las pruebas comiencen entre hoy y mañana y se puedan hacer todos los ajustes que sean necesarios. "Nos damos ese plazo para evitar imprevistos de última hora que nos puedan llevar a retrasos sobre las fechas previstas", afirma el responsable de la Unidad de Obra Civil, Juan Carlos Díez. O dicho de otra forma, todo tiene que estar listo para cuando el grueso de madrileños que está de vacaciones se reincorpore a sus puestos, a principios de septiembre, la línea 2 esté a pleno rendimiento. Y completamente limpia y puesta al día, tras el polvo y la suciedad típica de las obras que acoge en estos días finales de la reforma.

El cumplir los plazos hace que los trabajos vayan a gran velocidad. Según Díez, se están cumpliendo los plazos de forma holgada. Abajo, resalta la tranquilidad frente al habitual bullicio que acompaña al metro. Solo se oye algún taladro, alguna máquina y algún que otro grito esporádico dando órdenes entre los operarios. El resto, silencio y oscuridad. Pero no tanta como podría pensarse en un principio. Las estaciones están iluminadas como si estuvieran abiertas al público para que los obreros puedan trabajar con comodidad.

En los túneles, el color grisáceo, casi negro del enfoscado, hace que se reduzca algo la luminosidad. Para evitarlo, potentes focos y más de un tubo fluorescente estratégicamente colocados acaban con la oscuridad. Llama la atención la cantidad de grafitos y pintadas que adornan las paredes. Los hay de todas clases y motivos. Desde un simple garabato hasta algunos más elaborados, lo que supone más tiempo de realización por parte del artista. "Suponemos que los harán mientras no haya servicio, ya que de otra forma supondría jugarse la vida", reconocen fuentes de Metro. El espacio que queda entre la pared y el tren es prácticamente nulo, por lo que no cabría ninguna persona. "Aprovechan las noches y se cuelan por algún respiradero o alcantarilla. Lo que no se dan cuenta de que también están circulando metros encargados del mantenimiento y que también corren peligro", añaden las citadas fuentes. Mientras, las pintadas siguen siendo los adornos sin espectadores de los oscuros túneles del metro.