Benicàssim se deja rastas
El Rototom Sunsplash, considerado el mayor festival europeo de reggae, arrancó ayer en Benicàssim, sede de otros cinco encuentros musicales a lo largo del año, el más conocido de los cuales es el FIB. El Rototom desplegó sus vibraciones positivas en la población de La Plana en una especie de exilio: una expatriación desde su base original en el noreste de Italia (donde se celebró durante 16 años) que uno de sus organizadores atribuía recientemente en el diario La Repubblica a la persecución de las autoridades por el supuesto fomento del consumo de drogas que patrocinaba el festival (léase, sobre todo, marihuana), y a la falta de tolerancia.
El beneficiado por el clima político italiano ha sido el municipio de Castellón, donde ayer pudieron escucharse los primeros conciertos (Anthony B, Morodo, Glen Washington, NY Ska-Jazz Ensemble y otros). Un entrante de las 250 formaciones que desfilarán hasta el 28 de agosto por sus escenarios. Y que representan, a su vez, el núcleo duro de un festival que quiere verse a sí mismo como algo más que un espacio donde escuchar música. Con su área para "vivir la energía" (yoga, meditaciones, risoterapia, masajes orientales...); su espacio de actividades para críos (de espectáculos de marionetas a cursos de "sensibilización ecológica"); su "aldea de las asociaciones" (desde Greenpeace a Salvem El Cabanyal han puesto su caseta); su villa africana (cultura, cocina e historias del continente negro); su casa del rastafari (para adentrarse en la fe); su festival de cine; su mercadillo y su ciclo de debates.
A la inauguración del primer Rototom en Benicàssim acudió la ministra de Cultura jamaicana, Olivia Grange, que fue distinguida con la insignia de oro de la ciudad por el alcalde, el socialista Francesc Colomer.
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