Enrique Ponce triunfa en Málaga
En la tercera corrida de la feria de Málaga triunfó Enrique Ponce, torero queridísimo en esta tierra. Cortó tres orejas, se lo llevaron a hombros y el público salió tan contento.
Pero la noticia más importante está en Sevilla, donde en la unidad de cuidados intensivos de una clínica se recupera lentamente el excelente subalterno Luis Mariscal, quien en la corrida nocturna del domingo sufrió una gravísima cogida en la plaza de la Real Maestranza cuando trataba de colocar un segundo par de banderillas al quinto de la tarde, que correspondía a su propio hermano, Salvador Cortés. Como es habitual en este torero, se cuadró en la misma cara del toro, momento que aprovechó el animal para prenderlo por el muslo izquierdo, lo levantó en peso (Mariscal es un hombre alto y de fuerte complexión) y lo zarandeó durante unos segundos interminables. El pitón le había atravesado la pierna: una enorme herida con cinco trayectorias, con rotura de la arteria y vena femoral y múltiples destrozos musculares. Tras cinco horas de intervención en la plaza, fue trasladado al centro hospitalario, de donde proceden noticias esperanzadoras sobre su evolución. Los médicos coinciden en que se trata de una de las cornadas más graves del año, y apelan a la juventud y fortaleza del buen torero sevillano para que sea posible verlo pronto en los ruedos. Ojalá sea así por su bien y por la fiesta, a la que este extraordinario rehiletero -logró todos los premios de la pasada Feria de Abril- ha engrandecido tantas tardes.
FERIA DE MÁLAGA: San Pelayo / Ponce, Sánchez, Soto
Toros de San Pelayo y San Mateo, correctos de presentación, mansos, descastados y nobles; encastado el primero y noble el cuarto.
Enrique Ponce: estocada baja (oreja); estocada baja (dos orejas).
Manolo Sánchez: pinchazo y casi entera (ovación); tres pinchazos, estocada _aviso_ y un descabello (silencio).
Oliva Soto: dos pinchazos y estocada baja (ovación); pinchazo y media (silencio).
Plaza de la Malagueta. 16 de agosto. Tercera corrida de feria. Casi lleno.
A pesar de la euforia desatada, la actuación de Ponce en Málaga no mereció tal dispendio orejil. A sus dos toros los mató de estocadas bajas. No se entendió en absoluto con el primero, de picante casta y codicia, y lo pasó de muleta a la defensiva y muy despegado. Entusiasmó a los tendidos, sin embargo, con el noble cuarto, al que toreó aseadamente por la mano derecha en tandas ligadas que parecieron más de lo que fueron por el delirio provocado en unos generosos tendidos malagueños. Lo más torero surgió de las muñecas de Oliva Soto -el quite por delantales al segundo de la tarde fue perfecto-, y muleteó a su primero con pasión, gracia y pinturería. No desmereció ante el soso y parado sexto, pero a los dos los mató muy mal. Nada pudo hacer Sánchez con el muy soso segundo, y aburrió con el noble quinto, lo que permitió saborear los compases de la magnífica banda de música.
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