Bronce a contracorriente
Peris logra su primera medalla en 50m espalda y Villaécija se consolida en la élite del fondo
Erika Villaécija tiene 26 años y más de 20 los ha pasado entrando y saliendo de la piscina. Cuando todavía era una niña le hicieron ver que lo suyo eran las pruebas de resistencia. Cuanto más largas, mejor. No se equivocaron sus entrenadores; Erika es una trabajadora de fondo. En 2004 fue campeona de Europa en 800m y ayer, cinco medallas europeas, dos Juegos y cuatro Mundiales después, logró un bronce en los 1.500m con un tiempo de 16m 5,08s, solo cinco segundos por encima de su mejor marca, la que logró con los bañadores mágicos. La prueba la ganó la danesa Lotte Friis (15m 59,13s). "Esta medalla sabe muy bien porque demuestra que, ocho años después de mi primer Europeo, sigo estando ahí", valoró una Erika radiante. "Ahí" quiere decir en la élite internacional, ese lugar que le hace a un nadador seguir siendo un nombre a tener en cuenta para los Juegos Olímpicos, el sueño de cualquier deportista. Abonada a las pruebas de 400, 800 y 1.500 metros desde que la natación se convirtió en su oficio e ingresó en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat en 2001, Villaécija ha empezado a coquetear este año con las aguas abiertas. "Mi entrenador, Joan Fortuny [con el que lleva siete temporadas] me convenció para que probara y al final me picó el gusanillo. La preparación no es muy diferente de la que sigo para mis pruebas y me abre otra puerta para los Juegos". En el Mundial de esta disciplina, que se disputó hace tres semanas en Canadá, fue octava en 10 km.
La velocista, de 25 años, ha pasado por cinco centros de entrenamiento
Muchas veces ha escuchado Erika a su amiga Mercedes Peris decirle que no quería retirarse sin sentir, como ella, la emoción de subir a un podio. Ayer lo consiguió y sumó una medalla más a las tres que tenía España. Esta nómada de la natación (ha pasado hasta por cinco lugares de entrenamiento desde que salió de su casa, en Valencia, con 16 años) es velocista de la espalda y ayer se llevó la medalla de bronce en los 50m. "Es el momento más dulce de mi carrera, junto al día en el que conseguí la mínima olímpica para ir a Pekín", dijo ayer Peris, que estuvo a punto de dejar la natación ante tanto problema logístico para entrenarse. "Esta medalla es el premio a tantos años nadando contracorriente", celebró la deportista, que se entrena seis días a la semana en el CAR de Madrid. Ahora, con 25 años, se va de Budapest con su primera medalla y con un récord de España bajo del brazo (28,01s), al superar la marca de Nina Zhivanevskaya, con la que se entrenó de pequeña.
Por su parte, la joven Patricia Castro, que el viernes rompió dos veces el récord de España en las series de los 200m libre, acabó sexta en una final que se llevó la campeona olímpica Federica Pellegrini. Hoy, en la última jornada de los campeonatos, Patricia y Erika competirán en las series de los 400m libre para meterse en la final de la tarde. Quien ya está clasificada para la suya, en 200m braza, es Mireia Belmonte, que logró su plaza por una centésima.
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