Parada en la reserva de la biosfera

La joya de la corona del Parque de Doñana es una playa virgen de 32 kilómetros que separa las provincias de Huelva y Cádiz. La conexión terrestre entre Matalascañas (Almonte, Huelva) y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) pasa por este obstáculo paradisíaco, reserva de la biosfera y uno de los enclaves naturales más valorados de Europa.

Por eso, la idea del alcalde de Almonte, Francisco Bella (PSOE) -apoyada por el Ayuntamiento de Sanlúcar y asociaciones empresariales-, de crear una línea de transporte público que atraviese la playa 10 veces al día ha desatado las iras de las asociaciones ecologistas, sobre todo de WWF, que lo califica de "verdadero disparate".

Actualmente, para ir de Huelva a Cádiz, hay que pasar por Sevilla. Esto desanima a muchos turistas en ambas direcciones. La vía terrestre que cruza Doñana, en realidad, ya existe. Pero su uso, según la Junta de Andalucía, está "muy restringido".

Sin embargo, el alcalde de Almonte afirma que "el trasiego de vehículos es continuo" y que esta zona parece, cada vez más, "una autovía". Su pretensión, además de incrementar el atractivo turístico, es "regular el descontrol existente", asegura Bella. "No se trata de crear un servicio nuevo, sino de ordenarlo. Las autorizaciones se entregan arbitrariamente, hay enchufismo. Este proyecto sostenible no aumentaría el número de tránsitos sino que lo reduciría", afirma.

La cantidad de coquineros que accede a la playa, según Bella, es de 200 diarios. También aumentan los desplazamientos, apuntilla, en las carreras de caballos de Sanlúcar o durante las romerías.

Su proyecto consiste en lo siguiente: un conjunto de vehículos especializados (tipo Jeep pero con más capacidad) transportaría a 25 personas por trayecto unas 10 veces al día. Es decir, 250 pasajeros diarios. El primer autobús saldría de Matalascañas a la altura del hotel El Coto sobre las 6.15 y el último partiría a las 21. 30. Una barcaza, como ocurre ahora, los cruzaría al otro lado del río Guadalquivir. A la llegada, en la playa de Bajo de Guía de Sanlúcar, muy cerca del núcleo urbano, podrían usar diferentes transportes públicos a cualquier punto de Cádiz, incluido el aeropuerto de Jerez. El precio del billete estaría entre los dos o tres euros por trayecto (barco incluido).

Ahora, le toca decidir a la Junta. Habría dos procedimientos: una aprobación temporal de la Administración hasta la obtención de un permiso permanente o la incorporación del proyecto al Plan de Uso Público de Doñana, que se someterá a votación en el próximo Consejo de Participación, previsto para octubre, y su inclusión, después, en el más amplio Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) que regula las actividades permitidas en el entorno. Esta parece ser la opción más probable.

Rocío Espinosa, directora general de Espacios Naturales y Participación Ciudadana de la Consejería de Medio Ambiente, no niega, "a priori", la iniciativa, pero la evalúa "con gran cautela": "Recogemos la propuesta pero solo se aprobará si comprobamos que se reduce verdaderamente la carga y se compatibiliza el uso público con la conservación del espacio".

El segundo Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana, aprobado recientemente, menciona la posible conexión marítima entre Almonte y Sanlúcar. "El interés en unir las dos orillas existe, pero hay que ver cómo se desarrolla", sostiene la responsable quien, sin embargo, niega rotundamente el "descontrol": "Además de los vehículos autorizados [Junta, Estación Biológica y excursiones], se conceden pases puntuales pero son muchos menos de 250". También reconoce el trasiego de coquineros, aunque limita su número a 100, y valora, al igual que los ecologistas, la propuesta de "un solo vehículo". "Reducir siempre es mejorar, pero se decidirá a su tiempo", concluye.