Contra las lapidaciones
Cuando me decidí a firmar contra la lapidación de Sakineh -la mujer iraní condenada por adulterio- además de hallar en mí gran esperanza en que los tribunales iraníes anulasen esta brutal decisión, mis "cercanos" percibían, asimismo, una cierta confianza en las leyes y en quienes las ejecutan.
A pesar de que el caso Sakineh va a ser sometido a revisión, mi esperanza en que prevalezca la razón sobre las leyes de la República Islámica de Irán no se ha visto interrumpida. Gracias a la presión internacional ejercida a través de un sinnúmero de firmas contra su condena a morir apedreada, los tribunales conmutaron la lapidación por la condena a muerte.
Pues bien, ni ella ni ninguna otra persona debe ser víctima de tan brutales e inhumanas leyes. "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra", se lee en la Biblia a propósito de un caso igual que el de Sakineh. Y el Talmud exclama: "¡Ay de aquella generación cuyos jueces merecen ser juzgados!".
Queremos viva y libre a Sakineh; y el inicuo proceder de las leyes iraníes debería tener en cuenta textos religiosos que, de un modo u otro, guardan relación. Ojalá que tanta protesta sirva para que tales jueces mediten sobre estas palabras como modo de evitar que ellos deban ser juzgados.