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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ted Stevens, el eterno senador de 'la última frontera'

El republicano representó a Alaska durante 40 años

Ted Stevens, que definió la forma de hacer política en Alaska, que sirvió en el Senado en Washington durante 40 años y que dejó su puesto en 2009 entre acusaciones de aceptación de sobornos por parte de empresarios, falleció ayer, a los 86 años, en un accidente aéreo en Alaska, su Estado, en el que fallecieron al menos otras cinco personas. En la avioneta viajaba también Sean O'Keefe, ex director de la NASA.

Durante la campaña electoral de 2008, el republicano Stevens era la persona de la que todos los candidatos huían. Sarah Palin, candidata a la vicepresidencia y entonces gobernadora de su Estado, que hasta entonces había tenido una cordial relación con él, llegó a pedir, a regañadientes, su dimisión por haber aceptado una serie de regalos, como una barbacoa y una silla de masajes, y no haberlos declarado al fisco.

A pesar de ser considerado culpable, se presentó a unas elecciones que perdió frente al candidato demócrata. Hasta entonces era el republicano más veterano del Senado. Apartado del Congreso por los votantes, que no por la Justicia, se refugió en su Estado hasta el día de su muerte. En abril de 2009, un juez revocó la sentencia por mala praxis de la fiscalía. No era una absolución. El Gobierno de Obama podría haber pedido un nuevo juicio, pero no lo hizo.

En Alaska, Estado conocido como la última frontera, Stevens lo era todo. En 2000 se le cambió el nombre al aeropuerto internacional de Anchorage por el de Aeropuerto Ted Stevens. Como senador, fue un experto en desviar dinero de los contribuyentes norteamericanos a proyectos de su Estado. Sus críticos le definían no como un político, sino como un filántropo que se gastaba el dinero del Estado. Una de sus últimas empresas fue también su lapidario político: el llamado puente a ninguna parte, una conexión por carretera entre Ketchikan y la isla de Gravina, de 50 habitantes. Iba a costar 300 millones de euros, pero el Senado lo paralizó por considerarlo un gasto superfluo.

Ese era Ted Stevens: capaz de defender proyectos imposibles a capa y espada con tal de llevar inversiones y puestos de trabajo a los 698.000 habitantes de Alaska. Por eso su imagen en el Estado nunca se resintió. Al final de sus años en el Senado, en 2006, se convirtió en el hazmerreír de la blogosfera por unos comentarios sobre la naturaleza de Internet. El senador defendió en un comité la necesidad de que los proveedores de conexión cobraran a los dueños de los contenidos por sus servicios, y dijo que Internet "no es un gran camión", sino más bien "una serie de tubos". Añadió: "El otro día mis asistentes me mandaron un Internet a las diez de la mañana del viernes", queriendo decir correo electrónico.

Nacido en Indianápolis en 1923, fue piloto en la II Guerra Mundial y al regresar estudió en Harvard. En 1950 se marchó por carretera a Alaska para probar fortuna. Encontró trabajo como abogado y entró en política en 1964. Cuatro años después ganó sus primeras elecciones. En 1978 sobrevivió a un accidente aéreo en el que murieron cinco tripulantes, entre ellos su primera mujer.

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