En recuerdo de Haro Tecglen

Ya voy camino de lo que llaman tercera edad y echo de menos a muchas personas, demasiadas, que se fueron quedando por el camino y que formaron parte de mi vida. A propósito de los momentos que estamos viviendo, echo de menos a Eduardo Haro Tecglen. Empecé a comprar EL PAÍS para leer su columna, casi exclusivamente. Solamente con leer sus reflexiones estaba al día de todo.

Haría falta ahora su análisis lúcido, inteligente, de hombre de izquierda de verdad. ¿Qué diría a propósito de la reforma laboral? ¿Y del gobierno/desgobierno de este país por decreto? Nos ocupan con lo que parecen grandes medidas para salir de la crisis, mientras le hacen un mercado laboral a medida de los grandes empresarios de este país; nos hacen olvidar que el enemigo a batir no son los funcionarios públicos, los trabajadores de siempre, ninguneados ahora, sin derechos; hacen su pretendido socialismo de igualdad para todos menos para sus amigos.

Entretanto, la oposición de derechas está descolocada, confusa, ya no saben qué hacer para diferenciarse de ellos, les robaron todas las patentes. Qué bien me haría leer ahora su columna, con su ironía, su cultura de culturas, sus citas de todas las generaciones políticas pasadas, su memoria histórica.

Me evitaría esta desazón que tengo al ver a los españoles aceptar con resignación los mendrugos que nos están dejando para que sigamos produciendo mano de obra barata en el futuro. Le echo de menos, formó parte de mi vida.