_
_
_
_
JACOB LEW | Director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca | Carreras & capital humano | nombres propios

Un repetidor para Obama

Jacob Lew, como buen judío ortodoxo, sigue a rajatabla las reglas. Eso significa nada de teléfonos, ni de aparatos electrónicos, ni coche desde el atardecer del viernes hasta que se ponga el sol el sábado. Barack Obama acaba de nombrarle para servir como nuevo director de presupuesto de la Casa Blanca. Es el mismo puesto que ocupó al final del mandato de Bill Clinton.

El anuncio se hizo el día que el Tesoro de EE UU reconoció que el déficit público había rebasado ya el billón de dólares. Y eso que todavía quedan tres meses para que se cierre el ejercicio fiscal 2010. La elección no es casual. Lew está considerado como el arquitecto de la estrategia que llevó al ex presidente Clinton cerrar su segundo mandato con las cuentas en superávit.

A punto de cumplir los 55 años, Jack Lew ya dirigió la política presupuestaria estadounidense entre agosto de 1998 y enero de 2001. Se graduó en 1978 por la Universidad de Harvard y completó después sus estudios en leyes por Georgetown en 1983. Aunque su carrera por los pasillos en Washington ya arrancó en 1973, como asistente en la Cámara de Representantes.

Ahí empezó a familiarizarse con cuestiones clave para la economía de EE UU, como el gasto sanitario, pensiones y política de impuestos. También ejerció como abogado durante cinco años para la firma Van Ness, Feldman & Curtis. Y estuvo un año como asistente especial del presidente Clinton, al poco de que llegara el demócrata a la Casa Blanca.

De ese puesto saltó en 1994 a la Oficina de Gestión de Presupuesto, que dirigiría cuatro años después y que ahora le propone Obama. Entre los dos cargos, Lew impartió clases en Georgetown y en la Universidad de Nueva York.

Y entre 2006 y 2008 estuvo al frente de la unidad de inversiones alternativas de Citigroup, el centro del caos inmobiliario.

Para que el retorno de Jacob Lew sea efectivo casi una década después, su nombramiento deberá ser refrendado por el Senado. Y en el mundo de la política, como suele pasar en el cine o el deporte, las segundas partes nunca fueron buenas. Sus 30 años de servicio público son un plus, aunque no es necesariamente una garantía, a la vista del reto que tiene por delante.

Hay otro detalle a tener en cuenta: la objeción firme de Hillary Clinton a que el presidente le haya quitado a unos de sus principales asesores en el Departamento de Estado. Pero el déficit fiscal y la colosal deuda pública preocupan ahora más al ciudadano que el terrorismo. Y Obama necesita con urgencia orientar la munición hacia ese terreno, para evitar lo visto en Europa.

SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_