La crisis también baila
Suspendidas las actuaciones de Lucía Lacarra en Gijón, Madrid y San Sebastián - La venta de entradas ha sido insuficiente
La voz de la bailarina vasca Lucía Lacarra (San Sebastián, 1975), suena quebradiza y ligera a través del teléfono. Uno puede pensar que es algo inherente a los profesionales del ballet, tan acostumbrados a fundirse en el aire con sus piruetas como si fueran plumas, pero, principalmente, se debe a que lleva "tres noches sin dormir".
Las causas de este insomnio se hallan en la suspensión de los espectáculos previstos para Gijón y San Sebastián. Esta última cancelación duele especialmente a Lacarra, quien, desde su casa de Munich, afirmó a EL PAÍS que le hacía "especial ilusión" actuar en casa. Por si esto fuera poco, el Festival Veranos de la Villa 2010 de Madrid anunció ayer la caída del cartel de la Soirée de danza-Roland Petit debido a problemas de elenco y programa. "Sólo puedo decir que estoy triste, estresada, desilusionada. Pospuse mi luna de miel y ofertas de giras por Brasil e Italia. Me han tratado con poco respeto", lamentó la bailarina.
Lacarra acusa a la organización de falta de promoción publicitaria
La responsable de los espectáculos dice que la bailarina no quiso rebajar su caché
Según Lacarra, quien durante la conversación se mostró muy afectada, las funciones se han organizado "tarde y mal, de una manera deficiente" y sin publicidad. "Mostré mi disposición a hacer entrevistas, pedí más anuncios, pero no se hizo nada", explicó la bailarina, Premio Nacional de Danza en 2005.
En la otra cara de la moneda se encuentra Ada Casanovas, responsable de Arts & Events Cosmopolitan, empresa que gestiona los espectáculos: "Lucía ha sacado de contexto las cosas y ha creado un escándalo innecesario", señaló. En este sentido, la encargada catalana adujo en una conversación con este periódico que les había resultado imposible asumir los costes de los cachés de los artistas y de los escenarios. "En Gijón sí hicimos algo de publicidad, pero en estos tiempos la cosa no arranca", expuso Casanovas.
A sólo una semana de actuar en la ciudad asturiana, la responsable de la empresa barcelonesa propuso al grupo rebajar su caché para las dos primeras interpretaciones, cobrando después lo habitual en Madrid. "La mayoría del grupo aceptó, pero Lucía y su marido, que también baila en la obra, no quisieron recibir menos dinero", recordó Casanovas. En este careo, Lacarra matiza que la respuesta afirmativa del grupo se produjo únicamente antes de conocer la cantidad que recibirían. "Querían que redujéramos, con las maletas hechas ya, a más de la mitad nuestro caché, llegando a los 14.000 euros totales, lo cual, para ocho personas que entrenan tantas horas a diario, es ridículo".
La concatenación de suspensiones ha alcanzado a una de las funciones más esperadas de los Veranos de la Villa de Madrid. Casanovas cree que "Lucía ha llevado demasiado lejos su rabieta". La bailarina guipuzcoana afirma, por el contratrio, que "la cancelación de este espectáculo no ha sido por nuestra culpa. Teníamos un programa fantástico".
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