Sacrificio ritual
La mayoría de las interpretaciones de los resultados de las pruebas de estrés para la banca española han subrayado la dureza del Banco de España en los supuestos del escenario más pesimista y el elevado porcentaje del sistema que se ha sometido al test, el 95%. Algunos analistas incluso especulan sobre lo mal que saldrían esos otros países si hubieran hecho la prueba al 95% de su sistema financiero. Pero, ¿alguien piensa de verdad que las pruebas españolas podían dar como resultado un aprobado general? ¿Para qué habrían servido entonces, con la generalizada desconfianza que existía sobre el sistema financiero español?
Déjenme proponerles una interpretación diferente. Supongamos un país donde su sistema bancario está en el ojo del huracán internacional. Se hacen unas pruebas de estrés que, sabiendo sus resultados, su Gobierno insiste en publicar. No olvidemos que cinco de los siete suspensos son españoles. ¿Por qué insistir en publicar los resultados ante esta situación? ¿Por qué incluir el 95% del sistema si incluyendo el mismo porcentaje que otros países podríamos haber salido sin ningún suspenso? Pues por el mismo motivo que existían sacrificios rituales en muchos pueblos hace 500 años: la esperanza de que el sacrificio de unos pocos libre de la desgracia a la mayoría. Además esos pocos pertenecen al grupo de los parias, o cajas de ahorros, lo cual hace más justificada su inmolación en aras de la credibilidad de todos los otros. Esto explicaría también el motivo de la supuesta dureza del escenario español: una caída de los precios de la vivienda terminada de un 28%, del 50% en la vivienda en curso y del 61% del suelo hacía más probable que algunos suspendieran y, además, confería más credibilidad al ejercicio, pues es bien conocido el grave problema inmobiliario de la economía española. Miel sobre hojuelas.
Los dos países que más interés tenían en la publicación de los resultados eran Francia y España. La ministra francesa de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, tenía buenos motivos para estar a favor de la publicación. Francia no tenía necesidad de suspender a ninguna institución pues sus bancos, en general, no están bajo sospecha. Por eso no era necesario ni ser muy duro ni analizar una gran proporción del sistema financiero. El motivo para solicitar la publicación de los resultados españoles era muy diferente. Si no hubiera suspendido ninguna institución, la publicación de las pruebas de estrés habría generado incluso más desconfianza. Cuantas más instituciones se incluían, y más duros eran los supuestos sobre pérdida de valor inmobiliario, más creíbles serían los resultados... y más probable era suspender a algunas instituciones no cotizadas sin provocar más desconfianza.
De otra forma es difícil entender cómo instituciones recién fusionadas y, en muchos casos, con ayuda del FROB, no superaron los tests. El Banco de España se esfuerza, en el documento de anuncio de los resultados, en justificar esta situación: el horizonte temporal del FROB son cinco años mientras las pruebas de estrés tiene en cuenta dos años, y el proceso de integración no suponía un escenario tan negativo como los tests de estrés. Pero olvida citar algo importante: hacía falta un sacrificio ritual.
José García Montalvo es catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra.
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