Contador ya es "Contatrés"
Centenares de vecinos de Pinto se echan a la calle para celebrar la tercera victoria en el Tour de su vecino más ilustre al que han 'rebautizado'
"Esta es la historia de un tipo pequeño / pero de gran corazón". Así comienza la canción que le dedican Los Chicos de la Calle del Pez a su vecino de Pinto, Alberto Contador. Una canción que se ha convertido en el reflejo del sentimiento de un pueblo que ayer no paró de corearla desde las tres de la tarde, a pesar del calor. Una muestra del cariño que Pinto (45.000 habitantes) siente por su vecino más ilustre, el tres veces campeón del Tour, la competición francesa de ciclismo más importante del mundo. Un sentimiento que ayer les llevó al teatro Francisco Rabal de la localidad, que aunque no se llenó, sí que demostró el sentir de un pueblo que se quedó ronco en el auditorio o desde sus casas, con balcones llenos de banderas de España. Todo por Alberto Contador, apodado ayer por su hermana Alicia "Contatrés", por el número de triunfos logrados en Francia.
"Hemos sufrido muchísimo esta vez", decía la hermana del ciclista
"No solo había hay que llenar el teatro, sino el vestíbulo y hasta la calle"
La fuente de José Crespo se llenó de seguidores tras el triunfo
Los familiares del deportista pusieron velas a la Virgen de la Asunción
Niños con sus padres, adolescentes en pandilla y muchos socios de las peñas ciclistas de Pinto (tres, una cifra importante para una localidad que puede considerarse pequeña teniendo en cuenta las dimensiones de otras del cinturón industrial de Madrid) llegaban poco a poco al teatro principal para disfrutar de un triunfo que solo tenía que confirmarse. "Ayer [por el sábado] también estuvimos aquí", afirmaba Carla, vestida con camiseta amarilla y acompañada de dos amigos, ambos de nombre Álex. "Fue mucho peor, la etapa fue muy complicada. Súper emocionante, estamos orgullosos", añadía con emoción.
"El sábado fue alucinante. Creíamos que íbamos a penaltis", reía con alivio Flor Reguilón, la organizadora del evento, que lleva repitiéndose ya a lo largo de varios Tours, Giros y Vueltas a España. "No podemos ni poner carteles por la calle, porque la gente se los lleva. Este año ya los hemos tenido que poner dentro de los comercios. Es que es nuestro vecino, le queremos, sigue estando aquí, lo ves a él, a su familia. Es un orgullo. Estamos encantados", sonreía con la cara pintada de los colores de la bandera española. Reguilón, una forofa de Contador, aseguraba que el recibimiento del tricampeón del Tour sacaría a la calle a todavía más vecinos. "Con la fórmula 1 ha venido alguno menos", destacaba.
Pero ayer todo era diversión, alegría, banderas, trompetas y bombo en el auditorio. A veces, en los momentos de más expectación de la etapa (que fueron pocos, eso sí, porque ayer ya estaba todo hecho), algunos pedían silencio. Pero el comentarista, ese animador que parece imprescindible ya en todo acto social y de fiesta, no buscaba la calma, sino todo lo contrario. "Vamos, que se note, que estáis muy parados: Yo soooy Contador, Contador, Contador".
A este ya clásico himno se le unía la canción de Los Chicos de la Calle del Pez, pero también otra de las clásicas del ciclista, el Quiero ser Contador de sus (también amigos, claro) los Mama Kids. Las voces repetían a coro una frase que se ha hecho mítica para los pinteños: "Yo quiero ser como tú, vivir a contrarreloj, quiero ponerme el maillot como Contador y ganar este Tour".
Pinto es una ciudad de himnos y de ciclistas. Ignacio tiene cinco años, según señala con su diminuta mano. Es muy vergonzoso, pero sí que se le escapa un tímido "Quiero ser ciclista". ¿Como Contador? Por sus insistentes movimientos de cabeza, parece que sí, que como Contador.
"Hay mucha afición, Alberto ha hecho mucho, la verdad", reconoce el presidente del Club de Amigos de la Mountain Bike de Pinto, Manu Sopeña. "La orografía de Pinto es buena, invita a coger la bici, tanto por deporte como para desplazarse, para ir al trabajo. Cuando llega el verano, entre Alberto y las vacaciones la cosa se anima", afirma con rotundidad.
Pero Sopeña es también de los pocos críticos con la organización de las celebraciones. "Nos gustaría que se hiciera más, que hubiera más patrocinadores privados, teníamos que haberlo planeado con más tiempo. No solo había que llenar el teatro, sino el vestíbulo y hasta la calle". En cualquier caso, el Ayuntamiento de Pinto (con unas arcas más vacías que llenas) ha conseguido no gastar nada en la celebración, ya que todo se ha organizado de forma privada.
Tras el teatro, acudir a la fuente de José Crespo es otro de los rituales en las celebraciones de los pinteños. El lugar invita a bañarse: alargada, azul verdosa, con reminiscencias a las piscinas. "Cuando ganamos el Mundial, estaba tan llena que tuvimos que irnos a otra", reían empapadas Iris y Paloma. Una veintena de chiquillos dejaron paso a la llegada de la familia y amigos cercanos del ciclista. A Alicia Contador, la hermana, del homenajeado, no le dejaron tiempo ni de meterse en la fuente. La tiraron antes. "Hemos sufrido muchísimo esta vez, la verdad", decía con los vaqueros calados y la emoción en los ojos. "Pero cuando cuesta tanto, se recibe mejor", aseguraba sin dejar de entonar ese "Contatrés" marca de la casa.
Paqui, la madre de la estrella de la calle de la Empedrada, reconocía atosigada entre cámaras que todavía no había podido hablar con su hijo. Un poco más allá, las vecinas y amigas de toda la vida la observaban con orgullo. "El domingo pasado me la encontré en misa", aseguraba Pilar, "y estaba preocupadísima. Normal. Le pusimos velas a la Virgen de la Asunción y al Cristo del Calvario. Yo luego las he ido poniendo en casa, cada día". Pasado el calvario, la alegría inundó Pinto.
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