La tormenta tropical Bonnie amenaza con expandir el crudo del golfo de México
La temporada de huracanes se estrenó ayer en el sur de Estados Unidos con la llegada de Bonnie, una tormenta tropical que tocó suelo por la tarde al sur de Florida y que se espera que llegue al lugar del vertido de la plataforma petrolífera de BP entre la noche de hoy, hora local, y mañana. Al cierre de esta edición, las dos plataformas de perforación que están excavando conductos de evacuación de crudo y los 5.880 navíos que participan en las labores de limpieza se preparaban para evacuar la zona de paso de la tormenta, un parón que podría afectar al dispositivo de control de la mancha durante al menos una semana.
El gobernador de Luisiana, el republicano Bobby Jindal, declaró en la noche del jueves el estado de emergencia ante la llegada de Bonnie a las costas de su Estado, las más afectadas por el vertido. "Uno de los efectos de esa tormenta es que causará un retraso en la respuesta a largo plazo a este vertido", dijo el gobernador en conferencia de prensa. "Creo que en el mejor de los casos habrá una paralización de una semana. Y en el peor de los casos, de hasta dos. Si se debe evacuar los barcos, podrían tardar en regresar, y retomar las perforaciones, unas dos semanas".
Tanto BP como el Gobierno de EE UU temían el inicio de la temporada de huracanes, porque estos suelen cubrir un área con un diámetro de entre 320 y 480 kilómetros, un espacio considerablemente mayor que el de la mancha de petróleo del golfo de México. En 2005, los huracanes Katrina y Rita provocaron vertidos, pequeños en comparación con el de BP, con un resultado poco alentador: el petróleo liberado acabó dispersándose por zonas bastante lejanas a la fuente de la fuga.
Esta vez, "los fuertes vientos pueden dispersar el petróleo sobre un área más amplia, aunque es difícil predecir exactamente dónde transportaría el crudo", asevera en un comunicado la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EE UU. La tormenta Bonnie, de momento, viene acompañada de lluvias moderadas y vientos de unos 64 kilómetros por hora.
Desde el 15 de julio, día en que se activaron finalmente las válvulas de sellado del pozo, no se ha vertido crudo en las aguas del golfo. La mancha, que afecta a 944 kilómetros de línea de costa, sigue sin embargo amenazando a la flora y fauna del lugar, sobre todo a las tortugas marinas. Desde el inicio del vertido, en abril, han aparecido en la zona 709 tortugas muertas o heridas. Según un reciente estudio de la organización ecologista Oceana, ese extremo amenaza aun más la estabilidad del ecosistema marino, pues esos reptiles marinos "ayudan a equilibrar cadenas alimentarias y facilitan el ciclo de nutrientes desde el agua a tierra".
El Gobierno ha anunciado que mantendrá el pozo sellado aunque obligue a BP a evacuar totalmente la zona.
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