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Reportaje:

"Es propio de Dubai"

El grupo parlamentario del PSdeG visita la Cidade da Cultura, un día después de que Feijóo anunciase que dará ingresos este año - Los socialistas lo dudan

Aunque por entonces no estaba de moda, ni acaparaba titulares críticos, la Cidade da Cultura nació a finales de los noventa para satisfacer un sueño de Manuel Fraga. Cuando la obra triplicaba ya su precio inicial y rondaba los 400 millones de euros , en 2005, y el último gabinete del PP -del que Feijóo era vicepresidente primero- había perdido las elecciones, aquella Xunta en funciones adjudicó los dos últimos edificios de la maqueta de Eisenmann y blindó su construcción: las adjudicatarias cobrarían igual levantasen o no lo que quedaba de obra.

El resto de la historia es conocida: el bipartito modificó el nombre y uso de un par de contenedores que quedaron aplazados y el presupuesto siguió creciendo hasta alcanzar los 475 millones de euros. La cuarcita de una cantera del alcalde de Ortigueira, el popular Antonio Campo, se agotó y ahora llega de Brasil.

El PSOE cifra el mantenimiento anual del proyecto en 50 millones
"Una metáfora cruel de la megalomanía de Fraga", admite un diputado

Año y medio después de perder las elecciones, a la mañana siguiente de que Feijóo anunciase que llevará al edificio de servicios centrales las oficinas del Centro de Proceso de Datos Integral de la Xunta para empezar a "generar ingresos", el grupo parlamentario socialista volvió ayer a ese lugar siempre inhóspito para el partido. Se opusieron a su construcción en la era Fraga y en el bipartito acogieron de mala gana las aportaciones del BNG.

Quince de los 25 diputados -no estaba el secretario general, Pachi Vázquez, pero sí el portavoz parlamentario, Xaquín Fernández Leiceaga- atendieron a las explicaciones del guía y supieron por los funcionarios que se ubican ya en el Archivo (28) que el edificio es frío y caliente a la vez, según la estancia y la época del año, e "incómodo para trabajar". Quienes no lo habían pisado se quedaron absortos al contemplar los acabados y la megalomanía que envuelve el proyecto. "Propio de Dubai", exclamó Abel Losada, nuevo en la expedición, ante los techos del Museo. Hubo chascarrillos sobre "el lujo" que el PP sigue atribuyendo al bipartito y la pregunta generalizada de cómo y cuántos ingresos espera la Xunta sacar del Gaiás este año.

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Ya sin casco y con los microfonos abiertos, Xaquín Fernández Leiceaga negó, al concluir la excursión, que el traslado del centro de datos al monte Gaiás pueda suponer algún ahorro este año y pronosticó que en el mejor de los casos la Xunta lo notará en 2013. Y que hasta entonces lo que acarreará son gastos derivados de la mudanza y de acondicionar el espacio para sus nuevos moradores.

Los socialistas cifran el coste anual de mantenimiento de los edificios en 50 millones de euros anuales. Y aseguran en voz baja que, en la semana en que la crisis adelgaza en 1.000 millones de euros las cuentas de la Xunta, las maquetas de Eisenmann quedarán como "una metáfora cruel de la megalomanía de Fraga".

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